EL MODELO
DE ENSEÑANZA COMO
ECOSISTEMA
O LAS CONDICIONES
CONTEXTUALES
DE LA CALIDAD DE LA
EDUCACIÓN
Franco Frabboni*
1. LOS NUEVOS
PAISAJES SOCIOCULTURALES: LUCES Y SOMBRAS
1.0. Premisa
Si escuchamos
detenidamente los rumores y sonidos de este fin de siglo que dará paso al
tercer milenio es fácil percibir que una era post (post-industrial,
post-ideológica, post-moderna) llama con vehemencia a las frágiles puertas de
nuestra edad histórica.
Son los vectores, los
trends, las líneas sonoras del cambio económico social y étnicocultural (con
incidencia evidente en el sistema educativo escolar y extraescolar, el argumento
narrativo de una telenovela retransmitida desde hace ya algún tiempo y titulada
chismorreadísimo nuevo siglo). La rompedora e inestable sobreestimación de la
economía inmaterial (informática, telemática, robótica) va a provocar cambios
en el paisaje sociocultural intercontinental. Las transformaciones serán más espectaculares
y explosivas en los países ricos (socialmente avanzados, económicamente
floridos y culturalmente evolucionados) y mucho menos visibles y telúricas en
los países pobres (socialmente retrasados, económicamente indigentes y
culturalmente desequilibrados). Se ha dicho que la locomotora de ese conjunto
de cambios será arrastrada por el carburante de la economía inmaterial. Todo
parece indicar que será la economía inmaterial la que ordenará los distintos
vagones de lo social, lo político, lo financiero, lo tecnológico-científico, lo
jurídico, lo ecológico, lo formativo, etc. Porque se avecina una revolución
socio-cultural de manera que en el futuro el capital de la información-formación
será administrado y suministrado por la escuela, pero también por la cultura
antropológica y la electrónica extra-escolar.
Cabe preguntarse qué
mutaciones traerá el vagón informativo del convoy de la economía inmaterial,
cuáles serán las líneas de transformación social de la extraordinaria simbiosis
que se avecina entre lo escolar y lo extra-escolar. Para intuir el futuro es
necesario fijarse en la confluencia donde coinciden las tendencias, los trends,
los vectores y los puntos/cambio de la sociedad contemporánea. Pero atención:
esos puntos/cambio donde en lo formativo coinciden lo escolar y lo extraescolar
van a ser polos de referencia ambivalentes, de factores positivos y negativos
simultáneamente. Dicho de otra manera, esos puntos son como las agujas de una
brújula, que van en direcciones opuestas (hacia la democratización-emancipación
cultural o hacia la manipulación homologación cultural).
Y en ese recorrido
corresponde a la pedagogía y a la didáctica encender el semáforo verde a las
primeras y el rojo a las segundas y anular los dispositivos de manipulación
homologación tan abundantes en el mercado de la cultura mediática. Su actuación
debe centrarse en los tres vectores que inducirán los cambios socioculturales
en la recta final hacia el siglo veintiuno.
1.1 Primer cambio: el
alargamiento de los ciclos de la vida.
A pesar de las
enormes diferencias existentes entre países ricos y pobres, el incremento general
de la calidad de la vida está afectando aunque de forma desigual a todos los
continentes, Esto ha sido un logro imputable a la investigación
tecnológico-científica (a partir de las ciencias médicas), a las conquistas
salariales y normativas de los sindicatos (rentas más elevadas, reducción del
horario y condiciones más aceptables de trabajo, etc.), a la escolarización
obligatoria y al aumento total del tiempo de formación. Todo ello ha
contribuído a prolongar el ciclo vital y por consiguiente a reclasificar las
edades generacionales a partir de la infancia y la vejez. La infancia está
destinada a alargarse mucho a causa de la elevación de la obligación escolar
(hasta los 16 o los 18 años) y la vejez a prolongarse hacia las fronteras de la
cuarta o incluso quinta edad generacional: las edades generacionales van a
sustituir a las clases sociales, Pero ¿qué efectos va a tener esta primera
línea de cambio socio-cultural?
Entre los positivos
cabe mencionar el alargamiento de los estudios iniciales (infancia) y finales
(senilidad) de las edades generacionales de manera que en el futuro va a ser
más larga, sólida y madura formación de base del futuro ciudadano-trabajador.
La extensión de la obligatoriedad escolar y la prolongación de la
escolarización-formación inicial va a garantizar un más equilibrado e integral
desarrollo de la personalidad individual y una formación técnico-profesional
más amplia, flexible y adaptable a los cambios del mercado laboral inducidos
por el desarrollo tecnológico. Por otra parte, la educación permanente de los
ancianos puede ser una terapia eficaz contra la enfermedad de la vejez al
procurarles un entrenamiento cotidiano de las facultades primarias que presiden
los potenciales cognitivos de la salud mental: la memoria, la comprensión, la
interpretación, la aplicación, el análisis, la síntesis, la intuición, la invención,
etc. Ese footing mental diario será capaz de ralentizar el deterioro físico
producido por el proceso de senilización.
Además el incremento
de la población anciana acabará influyendo sobre la opinión pública, que
terminará convenciéndose de la necesidad de asegurar la calidad de la vida
senil en nuestro barrio histórico. A partir de la condición social del anciano
como sujeto de derecho, éste podrá reclamar los servicios públicos ratificados
en la Carta Europea de
los ancianos (salud
pública, subsistencia económica, vida social y cultural, etc).
Pero la prolongación
va a tener también sus consecuencias negativas como el creciente desplazamiento
colectivo hacia edades generacionales marginales, que ha terminado legitimando
las actuales políticas discriminatorias escolares (dirigidas a la infancia) y
sociales (dirigidas a los ancianos). Son las políticas de regulación de empleo
adoptadas a impulsos de neoliberalismo irregular y salvaje que está cuestionando
el modelo social del Welfare State y, por extensión, los derechos ciudadanos.
En nombre de la contención del gasto público el Estado progresivamente ha
reducido los servicios sociales y formativos (asistencia, salud, escuela,
trabajo) en favor de las capas débiles (infancia, vejez, minusválidos), más
pobres (parados y marginados sociales) o consideradas de alto riesgo (homosexuales,
tóxico-dependientes). En vez de intentar mejorar la eficacia y la productividad
de los servicios colectivos, sociales y culturales, la filosofía neoliberal se
limita a recortar los gastos sociales. Esta política tiene su coartada
ideológica al considerar las colectividades nacionales como agregados de
sujetos con un mismo estatus económico/ social. Pero eso es una falacia porque
las edades generacionales (de las que la infancia y la vejez son estadios
marginales), las raíces familiares, étnicas o sexuales son variables generadoras
de sujetos desiguales, diversos. Dicho de otra manera, el neoliberalismo consagra
la naturalidad de las desigualdades con el resultado de dar más a quien tiene más.
Adoptar semejantes políticas sociales y culturales significa rebajar el derecho
que los débiles, los pobres y los sujetos con riesgo deberían gozar en
verdaderas y auténticas colectividades democráticas. Para la infancia un Estado
que rebaja la programación y desarrollo de las políticas educativas agrava
culpablemente los perniciosos efectos de la selección-discriminación formativa
a través de los dispositivos clásicos de la mortalidad escolar: repetición,
expulsión, y dispersión; un Estado que liquida políticas sociales destinadas a
la tercera edad contribuye culpablemente a envolverla en la oscuridad más absoluta,
deprimiendo y desvalorizando la dimensión personal y social de la vida personal
del anciano.
1.2. Segundo cambio:
La explosión de la cultura simbólica
En el umbral del año
2000 es inminente el cambio del actual escenario de la cultura difundida. Los
paisajes de la información/formación van a asumir nuevas formas como consecuencia
de la espectacular revolución de los consumos culturales, que se concretará en
la combinación del sistema cultural de masas (prensa, radio, cine, TV), con
otro más personalizado con ayuda de la informática, la telemática y la
robótica. Los mass-media consignarán por lo tanto el record de la cultura
difundida a través de alfabetos digitales computerizados, dotados de una
poderosa invasión cognitiva merced a la interactividad y capilaridad de su
campana semiótica (de sus lenguajes simbólicos), ¿Cuáles son efectos positivos
y negativos de esta segunda línea de cambio socio-cultural?
Entre los positivos,
el crecimiento exponencial de la próxima galaxia semiológica o lógica que,
flotando sobre ondas electrónicas, pondrá a disposición del usuario enormes cantidades
de información. Sentado en su sillón frente a la pantalla, el niño, el
adolescente, el adulto o el anciano podrán acceder a millares de páginas de
información, memorizadas en gigantescos bancos de datos como si fueran un
enorme y actualizado libro de texto. Pero esa oferta se concretará
individualmente mediante itinerarios lógicos y hermeneúticos seguidos de manera
individualizada por el usuario en función de los registros lingüísticos e
interpretativos de cada uno de los disfrutadores. La explosión de la cultura simbólica
de estos nuevos media marcará su punto/cambio en la periferización planetaria de
la alfabetización primaria, en las oportunidades de autoinstruirse y en la
democratización de la información cotidiana.
Los puntos/riesgo,
los efectos negativos, de la expansión de la cultura simbólica serán la
propagación de una alfabetización débil, es decir, la disolución de la
alfabetización básica (como capacidad para transmitir, recibir y comprender las
consciencias) y una forma difusa de reduccionismo y esterilización mental.
Rodeada y golpeada sin tregua por una gigantesca nube electrónica, la alfabetización
básica encontrará el camino cerrado para subir al segundo piso donde maduran
las formas superiores de pensamiento, a la alfabetización secundaria que hace
posible la elaboración-descubrimiento de nuevos saberes y métodos más refinados
de aproximación a los problemas de la cultura.
1.3. Tercer cambio:
la mezcla multicultural
Los tambores
apocalípticos hace tiempo que anuncian con ritmo urgente, afligido y dramático
por todo el planeta la imparable migración bíblica de pueblos enteros hacia el anhelado
bienestar de los países ricos. La revolución de las antiguas disposiciones
político- geográficas y el derrumbe de ideologías providencialistas ancladas a
rígidas economías estatalistas, por una parte, y, por otra, la explosión de la
cultura simbólica y el resurgir de una aldea global de la comunicación-información,
han convertido a Europa en tierra prometida para un número creciente de poblaciones
fugitivas, desheredadas y prófugas, en el punto de llegada de migraciones sucesivas
procedentes del Sur y del Este. Son millones de hombres y mujeres que sueñan libertades
ansiadas y condiciones de vida opulentas, preparados para afrontar cualquier sacrificio,
para sufrir cualquier frustración, para desafiar cualquier legalidad con tal de
atravesar las puertas del viejo continente. Pero, ¿cuáles serán las consecuencias
de esta tercera línea de cambio socio-cultural? Sin duda será positiva la
metamorfosis de Europa en un continente de cien colores y de cien etnias, un
cocktail de diversidades antropológico-culturales que deberá movilizar a las
fuerzas políticas democráticas y progresistas para proyectar y construir un sistema
formativo europeo formal (la escuela) y no formal (las agencias
intencionalmente educativas: familia, asociaciones educativas, instituciones públicas,
etc.). La creación de una red educativa integrada, con una acusada conciencia supranacional
y multi-cultural, es necesaria para conseguir un continente abierto, solidario
y respetuoso hacia la cultura de los pueblos de otros continentes. Solamente
así podrá ondear en la casa europea las banderas de la diversidad (de piel, de
clase, de etnia, de sexo, generacionales como físicas y psíquicas). Esta opción
multicultural exige del sistema escolar un modelo formativo capaz de no
oscurecer ni desteñir la piel antropológica (hecha de historias, memorias, lenguajes,
valores) que el niño y la niña traen desde su hogar, desde su propia cultura.
Por eso la escuela
debe evitar cualquier marginalización/aplastamiento de los potenciales cognitivos
de la infancia, muy a menudo pintada por una tendenciosa ideología pedagógica como
el dispositivo de la perdición.
Entre los potenciales
efectos negativos de esta mutación el más grave sería la esterilización étnica
de estos nuevos grupos raciales a partir de un determinado proceso de integración
europea. Si estos millones de inmigrantes encontrasen una Europa refractaria a
los valores de la multiculturalidad, podrían provocar una rotura y un adiós: la
renuncia a sus propias raíces culturales (lenguajes, memorias, costumbres,
fés). Dicho de otra manera, la humanidad pobre, emigrante, prófuga corre el
riesgo de de ser tragada, homogeneizada, homologada y asimilada dentro del
crisol europeo. El mestizaje social y cultural es posible siempre que se
promueva a gran escala una precoz y difundida mentalidad supranacional. Es
necesario por tanto un nuevo modelo educativo, fundado en valores
etnocéntricos, tolerante, abierto y respetuoso con otras culturas. Y el ámbito
más adecuado para implantarlo es la escuela, una escuela diferente de la actual
que tan estúpidamente presume de ser el único banco de capitalización y
distribución cultural.
De una escuela que
debería extirpar de la conciencia de sus alumnos los estereotipos (los
perjuicios) hacia las identidades culturales de otras etnias, de otros grupos
raciales; que debería archivar el modelo educativo tradicional, cerrado y
aislante (en relación al ámbito); que debería encender el semáforo a un currículum
fundado sobre un amplio y profundo conocimiento-conciencia multicultural, capaz
de conducir hasta las fronteras de la interculturalidad y de la
transculturalidad.
*Cuadernos de Sección. Educación 8.
(1995), p. 15-27
ISBN: 84-87471-94-3 Donostia: Eusko
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