martes, 29 de agosto de 2017

Eco sistemas Educativos

EL MODELO DE ENSEÑANZA COMO
ECOSISTEMA O LAS CONDICIONES
CONTEXTUALES DE LA CALIDAD DE LA
EDUCACIÓN

Franco Frabboni*

1. LOS NUEVOS PAISAJES SOCIOCULTURALES: LUCES Y SOMBRAS

1.0. Premisa
Si escuchamos detenidamente los rumores y sonidos de este fin de siglo que dará paso al tercer milenio es fácil percibir que una era post (post-industrial, post-ideológica, post-moderna) llama con vehemencia a las frágiles puertas de nuestra edad histórica.
Son los vectores, los trends, las líneas sonoras del cambio económico social y étnicocultural (con incidencia evidente en el sistema educativo escolar y extraescolar, el argumento narrativo de una telenovela retransmitida desde hace ya algún tiempo y titulada chismorreadísimo nuevo siglo). La rompedora e inestable sobreestimación de la economía inmaterial (informática, telemática, robótica) va a provocar cambios en el paisaje sociocultural intercontinental. Las transformaciones serán más espectaculares y explosivas en los países ricos (socialmente avanzados, económicamente floridos y culturalmente evolucionados) y mucho menos visibles y telúricas en los países pobres (socialmente retrasados, económicamente indigentes y culturalmente desequilibrados). Se ha dicho que la locomotora de ese conjunto de cambios será arrastrada por el carburante de la economía inmaterial. Todo parece indicar que será la economía inmaterial la que ordenará los distintos vagones de lo social, lo político, lo financiero, lo tecnológico-científico, lo jurídico, lo ecológico, lo formativo, etc. Porque se avecina una revolución socio-cultural de manera que en el futuro el capital de la información-formación será administrado y suministrado por la escuela, pero también por la cultura antropológica y la electrónica extra-escolar.
Cabe preguntarse qué mutaciones traerá el vagón informativo del convoy de la economía inmaterial, cuáles serán las líneas de transformación social de la extraordinaria simbiosis que se avecina entre lo escolar y lo extra-escolar. Para intuir el futuro es necesario fijarse en la confluencia donde coinciden las tendencias, los trends, los vectores y los puntos/cambio de la sociedad contemporánea. Pero atención: esos puntos/cambio donde en lo formativo coinciden lo escolar y lo extraescolar van a ser polos de referencia ambivalentes, de factores positivos y negativos simultáneamente. Dicho de otra manera, esos puntos son como las agujas de una brújula, que van en direcciones opuestas (hacia la democratización-emancipación cultural o hacia la manipulación homologación cultural).
Y en ese recorrido corresponde a la pedagogía y a la didáctica encender el semáforo verde a las primeras y el rojo a las segundas y anular los dispositivos de manipulación homologación tan abundantes en el mercado de la cultura mediática. Su actuación debe centrarse en los tres vectores que inducirán los cambios socioculturales en la recta final hacia el siglo veintiuno.

1.1 Primer cambio: el alargamiento de los ciclos de la vida.
A pesar de las enormes diferencias existentes entre países ricos y pobres, el incremento general de la calidad de la vida está afectando aunque de forma desigual a todos los continentes, Esto ha sido un logro imputable a la investigación tecnológico-científica (a partir de las ciencias médicas), a las conquistas salariales y normativas de los sindicatos (rentas más elevadas, reducción del horario y condiciones más aceptables de trabajo, etc.), a la escolarización obligatoria y al aumento total del tiempo de formación. Todo ello ha contribuído a prolongar el ciclo vital y por consiguiente a reclasificar las edades generacionales a partir de la infancia y la vejez. La infancia está destinada a alargarse mucho a causa de la elevación de la obligación escolar (hasta los 16 o los 18 años) y la vejez a prolongarse hacia las fronteras de la cuarta o incluso quinta edad generacional: las edades generacionales van a sustituir a las clases sociales, Pero ¿qué efectos va a tener esta primera línea de cambio socio-cultural?
Entre los positivos cabe mencionar el alargamiento de los estudios iniciales (infancia) y finales (senilidad) de las edades generacionales de manera que en el futuro va a ser más larga, sólida y madura formación de base del futuro ciudadano-trabajador. La extensión de la obligatoriedad escolar y la prolongación de la escolarización-formación inicial va a garantizar un más equilibrado e integral desarrollo de la personalidad individual y una formación técnico-profesional más amplia, flexible y adaptable a los cambios del mercado laboral inducidos por el desarrollo tecnológico. Por otra parte, la educación permanente de los ancianos puede ser una terapia eficaz contra la enfermedad de la vejez al procurarles un entrenamiento cotidiano de las facultades primarias que presiden los potenciales cognitivos de la salud mental: la memoria, la comprensión, la interpretación, la aplicación, el análisis, la síntesis, la intuición, la invención, etc. Ese footing mental diario será capaz de ralentizar el deterioro físico producido por el proceso de senilización.
Además el incremento de la población anciana acabará influyendo sobre la opinión pública, que terminará convenciéndose de la necesidad de asegurar la calidad de la vida senil en nuestro barrio histórico. A partir de la condición social del anciano como sujeto de derecho, éste podrá reclamar los servicios públicos ratificados en la Carta Europea de
los ancianos (salud pública, subsistencia económica, vida social y cultural, etc).
Pero la prolongación va a tener también sus consecuencias negativas como el creciente desplazamiento colectivo hacia edades generacionales marginales, que ha terminado legitimando las actuales políticas discriminatorias escolares (dirigidas a la infancia) y sociales (dirigidas a los ancianos). Son las políticas de regulación de empleo adoptadas a impulsos de neoliberalismo irregular y salvaje que está cuestionando el modelo social del Welfare State y, por extensión, los derechos ciudadanos. En nombre de la contención del gasto público el Estado progresivamente ha reducido los servicios sociales y formativos (asistencia, salud, escuela, trabajo) en favor de las capas débiles (infancia, vejez, minusválidos), más pobres (parados y marginados sociales) o consideradas de alto riesgo (homosexuales, tóxico-dependientes). En vez de intentar mejorar la eficacia y la productividad de los servicios colectivos, sociales y culturales, la filosofía neoliberal se limita a recortar los gastos sociales. Esta política tiene su coartada ideológica al considerar las colectividades nacionales como agregados de sujetos con un mismo estatus económico/ social. Pero eso es una falacia porque las edades generacionales (de las que la infancia y la vejez son estadios marginales), las raíces familiares, étnicas o sexuales son variables generadoras de sujetos desiguales, diversos. Dicho de otra manera, el neoliberalismo consagra la naturalidad de las desigualdades con el resultado de dar más a quien tiene más. Adoptar semejantes políticas sociales y culturales significa rebajar el derecho que los débiles, los pobres y los sujetos con riesgo deberían gozar en verdaderas y auténticas colectividades democráticas. Para la infancia un Estado que rebaja la programación y desarrollo de las políticas educativas agrava culpablemente los perniciosos efectos de la selección-discriminación formativa a través de los dispositivos clásicos de la mortalidad escolar: repetición, expulsión, y dispersión; un Estado que liquida políticas sociales destinadas a la tercera edad contribuye culpablemente a envolverla en la oscuridad más absoluta, deprimiendo y desvalorizando la dimensión personal y social de la vida personal del anciano.

1.2. Segundo cambio: La explosión de la cultura simbólica
En el umbral del año 2000 es inminente el cambio del actual escenario de la cultura difundida. Los paisajes de la información/formación van a asumir nuevas formas como consecuencia de la espectacular revolución de los consumos culturales, que se concretará en la combinación del sistema cultural de masas (prensa, radio, cine, TV), con otro más personalizado con ayuda de la informática, la telemática y la robótica. Los mass-media consignarán por lo tanto el record de la cultura difundida a través de alfabetos digitales computerizados, dotados de una poderosa invasión cognitiva merced a la interactividad y capilaridad de su campana semiótica (de sus lenguajes simbólicos), ¿Cuáles son efectos positivos y negativos de esta segunda línea de cambio socio-cultural?
Entre los positivos, el crecimiento exponencial de la próxima galaxia semiológica o lógica que, flotando sobre ondas electrónicas, pondrá a disposición del usuario enormes cantidades de información. Sentado en su sillón frente a la pantalla, el niño, el adolescente, el adulto o el anciano podrán acceder a millares de páginas de información, memorizadas en gigantescos bancos de datos como si fueran un enorme y actualizado libro de texto. Pero esa oferta se concretará individualmente mediante itinerarios lógicos y hermeneúticos seguidos de manera individualizada por el usuario en función de los registros lingüísticos e interpretativos de cada uno de los disfrutadores. La explosión de la cultura simbólica de estos nuevos media marcará su punto/cambio en la periferización planetaria de la alfabetización primaria, en las oportunidades de autoinstruirse y en la democratización de la información cotidiana.
Los puntos/riesgo, los efectos negativos, de la expansión de la cultura simbólica serán la propagación de una alfabetización débil, es decir, la disolución de la alfabetización básica (como capacidad para transmitir, recibir y comprender las consciencias) y una forma difusa de reduccionismo y esterilización mental. Rodeada y golpeada sin tregua por una gigantesca nube electrónica, la alfabetización básica encontrará el camino cerrado para subir al segundo piso donde maduran las formas superiores de pensamiento, a la alfabetización secundaria que hace posible la elaboración-descubrimiento de nuevos saberes y métodos más refinados de aproximación a los problemas de la cultura.

1.3. Tercer cambio: la mezcla multicultural
Los tambores apocalípticos hace tiempo que anuncian con ritmo urgente, afligido y dramático por todo el planeta la imparable migración bíblica de pueblos enteros hacia el anhelado bienestar de los países ricos. La revolución de las antiguas disposiciones político- geográficas y el derrumbe de ideologías providencialistas ancladas a rígidas economías estatalistas, por una parte, y, por otra, la explosión de la cultura simbólica y el resurgir de una aldea global de la comunicación-información, han convertido a Europa en tierra prometida para un número creciente de poblaciones fugitivas, desheredadas y prófugas, en el punto de llegada de migraciones sucesivas procedentes del Sur y del Este. Son millones de hombres y mujeres que sueñan libertades ansiadas y condiciones de vida opulentas, preparados para afrontar cualquier sacrificio, para sufrir cualquier frustración, para desafiar cualquier legalidad con tal de atravesar las puertas del viejo continente. Pero, ¿cuáles serán las consecuencias de esta tercera línea de cambio socio-cultural? Sin duda será positiva la metamorfosis de Europa en un continente de cien colores y de cien etnias, un cocktail de diversidades antropológico-culturales que deberá movilizar a las fuerzas políticas democráticas y progresistas para proyectar y construir un sistema formativo europeo formal (la escuela) y no formal (las agencias intencionalmente educativas: familia, asociaciones educativas, instituciones públicas, etc.). La creación de una red educativa integrada, con una acusada conciencia supranacional y multi-cultural, es necesaria para conseguir un continente abierto, solidario y respetuoso hacia la cultura de los pueblos de otros continentes. Solamente así podrá ondear en la casa europea las banderas de la diversidad (de piel, de clase, de etnia, de sexo, generacionales como físicas y psíquicas). Esta opción multicultural exige del sistema escolar un modelo formativo capaz de no oscurecer ni desteñir la piel antropológica (hecha de historias, memorias, lenguajes, valores) que el niño y la niña traen desde su hogar, desde su propia cultura.
Por eso la escuela debe evitar cualquier marginalización/aplastamiento de los potenciales cognitivos de la infancia, muy a menudo pintada por una tendenciosa ideología pedagógica como el dispositivo de la perdición.
Entre los potenciales efectos negativos de esta mutación el más grave sería la esterilización étnica de estos nuevos grupos raciales a partir de un determinado proceso de integración europea. Si estos millones de inmigrantes encontrasen una Europa refractaria a los valores de la multiculturalidad, podrían provocar una rotura y un adiós: la renuncia a sus propias raíces culturales (lenguajes, memorias, costumbres, fés). Dicho de otra manera, la humanidad pobre, emigrante, prófuga corre el riesgo de de ser tragada, homogeneizada, homologada y asimilada dentro del crisol europeo. El mestizaje social y cultural es posible siempre que se promueva a gran escala una precoz y difundida mentalidad supranacional. Es necesario por tanto un nuevo modelo educativo, fundado en valores etnocéntricos, tolerante, abierto y respetuoso con otras culturas. Y el ámbito más adecuado para implantarlo es la escuela, una escuela diferente de la actual que tan estúpidamente presume de ser el único banco de capitalización y distribución cultural.
De una escuela que debería extirpar de la conciencia de sus alumnos los estereotipos (los perjuicios) hacia las identidades culturales de otras etnias, de otros grupos raciales; que debería archivar el modelo educativo tradicional, cerrado y aislante (en relación al ámbito); que debería encender el semáforo a un currículum fundado sobre un amplio y profundo conocimiento-conciencia multicultural, capaz de conducir hasta las fronteras de la interculturalidad y de la transculturalidad.


*Cuadernos de Sección. Educación 8. (1995), p. 15-27
ISBN: 84-87471-94-3 Donostia: Eusko Ikaskuntza


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