domingo, 14 de mayo de 2023

LA LIMPIA EN LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

 

MACROSCOPIO

Edgard González Suárez

15 de mayo de 2023

 

LA LIMPIA EN LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA

 

El intento por reformar el aparato electoral significó una lucha política titánica, tanto a nivel legislativo como a nivel judicial. El proyecto de Reforma, después del fracaso de las reformas constitucionales en materia electoral, fue denominado Plan B. Era, en suma, un achicamiento administrativo que no ponía en riesgo ni el funcionamiento, ni la capacitación, ni el modelo ciudadano, ni la operación el día de la jornada, ni los resultados de las elecciones.

El Plan B no ataca los procedimientos electorales, los simplifica, no había ningún riesgo que este país no tuviera jornadas electorales puntuales para cambiar a sus funcionarios dentro de los aparatos estatales y de representación popular.


La derecha asumió, como estrategia parlamentaria, mantener un bloque en las cámaras, para impedir cualquier reforma a la Constitución. Y, de hecho, lograron frenar cualquier cambio constitucional al Instituto Nacional Electoral. Sin embargo, no pudieron impedir que MORENA planteara y ganara por mayoría una reforma administrativa que hoy conocemos como Plan B.

La derecha se movilizó, marchó, movilizó miles de millones de pesos, y extendió su propaganda por todos los medios posibles, y finalmente decidió controvertir el Plan B en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y cuando todos suponíamos que la Suprema Corte no debería tomar partido político frente dicho paquete de reformas administrativas, sus integrantes, la mayoría de ellos, decidieron parar y suspender, la primera parte del Plan B.

Todo indica ya que la “judicialización política” será el arma de todos los sectores sociales para defender sus intereses, sean cuales sean, proyectos de infraestructura, planes de asistencia, candidaturas, etc. Lo que sea será judicializado. No hay leyes, reformas, obras públicas que no vayan a pasar por los amparos, las medidas cautelares o la franca vinculación a proceso, es decir, llevadas a juicio. Todo proyecto de reforma desde los gobiernos, sean de derecha o de izquierda están siendo judicializados. Ahora, una de las mejores armas de las oposiciones son los expedientes judiciales.


Por ello, con la intervención directa y parcial de la suprema corte, con una composición, herencia del neoliberalismo. Sus intervenciones se acercan más a la provocación que a la estricta resolución jurídica. En sesión pasada, los magistrados, ni siquiera fueron al fondo del asunto, decidieron, vía pagos millonarios de Claudio X. Gonzalez, suspender la primara parte del Plan B.

Los ministros, según argumentaron, la reforma fue suspendida “Por violaciones graves al procedimiento legislativo, con mayoría de 9 votos vs 2, la Corte declaró invalidas las reformas político-electorales 22/23, las cuales básicamente modifican las leyes generales de Comunicación Social y las de responsabilidades administrativas.

Decir que las reformas fueron elaboradas violando el procedimiento legislativo, no deja de ser una apreciación, una interpretación, por cierto, la misma apreciación de la oposición de derecha, quien se refugia en la Corte, para detener todo cambio en materia electoral.

El Plan B fue suspendido, por qué según Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia, “El Congreso no tuvo suficiente tiempo para conocer la iniciativa”.


La intervención de la Corte en el poder legislativo, el freno a las reformas y las sugerentes interpretaciones que se hacen de las leyes ha creado ya una tensión insalvable entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, lo cual podría derivar en una tensa relación de aquí en adelante y la promoción política y legislativa de una purga de ministros neoliberales -si no es que de toda la corte- que trabajan para una ideología e intereses políticos bien definidos.

El Plan C, como parece anunciarse a la estrategia política para sanear al poder judicial, ha empezado a dibujarse y muy probablemente se ejecute a mediados o fines de 2024.

La batalla electoral, dependiendo de quien gane la presidencia, terminara en una purga de la suprema corte o una incapacidad de la 4T para transformar este país.

 

 

domingo, 7 de mayo de 2023

HEGEMONIA Y PODER EN LA 4T

 

MACROSCOPIO

Edgard González Suárez

08 de mayo de 2023

 

HEGEMONIA Y PODER EN LA 4T

 


Un proyecto de construcción política y de transformación requiere del concurso de varios ingredientes, entre ellos y ejercicio impecable del poder y de la hegemonía. Cuando decimos impecable, nos referimos al hecho de actuar y ejecutar con destreza los instrumentos del poder: Gobierno, legislatura, Medios de Comunicación, proceso electoral, imagen pública, programa de gobierno, etc.

El ejercicio del gobierno federal actual se ha apoyado básicamente en la imagen pública del López Obrador, de un ejercicio administrativo y gubernamental medianamente aceptable, un programa de gobierno que se ve como rupturista con el pasado y los regímenes anteriores. Sin embargo, lo que parece doler a los demócratas liberales es el excesivo peso de la personalidad de un solo hombre, y las tentativas abiertas a ejercer su voluntad en varios temas de la agenda pública. Para los demócratas liberales, no hay mejor gestión del orden público que la separación de poderes, la creación de instituciones autónomas, y de los así llamados, equilibrios o contrapesos al poder presidencial.

Por ello, desde mi punto de vista, es urgente y necesario, pasar de una estrategia de articulación de fuerzas, qué en el escenario nacional, se ven solo como coyunturales, a un verdadero ejercicio de la hegemonía. 


La hegemonía decía Gramsci está directamente vinculada a un sistema de creencias, conocimientos y opiniones de carácter colectivo y generalizado y que es capaz -ese sistema- de dar dirección y sentido a la acción del estado.

La hegemonía suponía Gramsci debería estar dirigida y representando firmemente a las clases trabajadoras, las clases populares, los trabajadores del campo, los estudiantes, las mujeres y los empresarios que estuvieran convencidos de participar en esa nueva dirección política.

Pero para ello, no solo basta el carisma de un líder, a veces necesario, pero no siempre central. Lo central en la construcción hegemónica no es la fuerza, sino el consenso, y el consenso básico se da y se estructura dentro del proyecto que pretende dejar atrás el pasado, y para eso, hay que detectar que hacia adentro del proyecto transformador hay sectores, grupos o clases que siempre es importante sumar al consenso político. Y, por otro lado, aparecer hacia afuera, en la abierta y franca competencia con los adversarios, no solo unidos bajo el consenso hegemónico, sino ampliar, extender ese consenso, hasta donde sea posible, hacia todas las clases y grupos sociales.


Mis inquietudes nacen a partir de yo no observo esa necesaria construcción hegemónica, hace falta claridad y nitidez no sólo en el diagnóstico, en los síntomas, en la identificación de los dolores del cuerpo social. Hace falta, negociación, y articulación hegemónica -dirían los neo-gramscianos- hacia adentro y hacia afuera.

Las especulaciones recientes sobre las enfermedades de López Obrador e incluso su eventual fallecimiento, me hace ver la urgente necesidad de tejer un consenso hegemónico más sólido, más vigoroso, más aprueba de eventualidades y que se construya desde abajo. Me parecen más o menos claros los consensos en las elites políticas, pero abajo veo, grietas, fisuras, dispersiones, temores, oportunismos y simulaciones. 


Ojalá, la próxima administración morenista, se percate de que para prevalecer en el gobierno y ejercer el poder es necesario un acuerdo profundo, radical, con las bases y las clases mayoritarias por un proyecto accesible para todos.

 

EL DISCURSO DESESPERADO DE LA DERECHA

  MACROSCOPIO Edgard González Suárez 22 de enero de 2024     EL DISCURSO DESESPERADO DE LA DERECHA En uno de los discursos más s...