Centro de Información y Capacitación para
el Desarrollo Social
CICADES
EL MAGISTERIO Y LA ELECCIÓN 2018
Mtro. Rafael Santana Mendoza Morales(*)
14 de Septiembre de 2017
En el marco del proceso electoral
de 2018, el cual se convertirá en un plebiscito de las reformas estructurales
que se implantaron en la actual administración federal, y que a pesar del
discurso oficial triunfalista es evidente el fracaso y el nulo impacto positivo
en la calidad de vida de la inmensa mayoría de los mexicanos. Razón por la que no
gozan de aceptación popular, y que a reserva del quebranto de la ley, el
proyecto oficial y los que pretenden continuar con el modelo, no obtendrán el
triunfo en los próximos comicios.
En ese escenario, una de las
reformas que ha generado mayor controversia es la Reforma Educativa. Es
evidente que la realidad que viven día con día los profesores y profesoras, alumnos
y padres de familia, no concuerda con los logros presumidos por el Gobierno.
Han sido muchas voces autorizadas las que han demolido con argumentos sólidos
los ejes de acción de dicha reforma. Desde una evaluación que no cumple con las
condiciones pedagógicas mínimas, infraestructura educativa deficiente, diseño centralista,
hasta la limitada propuesta en los temas torales que debería contener una
Reforma Educativa.
Sin embargo, desde mi punto
de vista, y sin restar importancia a ninguno de los otros temas fundamentales,
considero que existe un tópico que debe ser eje de la propuesta que pretende
enmendar los daños provocados con la actual Reforma Educativa, me refiero a:
La
Reivindicación social de las Profesoras y Profesores.
La estrategia Gubernamental
para obtener cierto respaldo social en la implementación de la Reforma
Educativa, fue linchar mediáticamente a los profesores y profesoras,
haciéndolos quedar como los responsables de los malos resultados educativos del
País. Si bien el profesor es un actor fundamental en el éxito o fracaso de un
sistema educativo, no es el único, y en el caso de México, ni siquiera el de
mayor relevancia.
La descomposición del
sistema educativo se produjo a partir de que el gobierno lo utilizo como un
instrumento de lucro político, promoviendo poderes fácticos que utilizaron a su
antojo los recursos para fines que nada tienen que ver con la educación.
Al amparo del poder
crecieron fortunas, se toleró el tráfico de influencia, se utilizó como refugio
de operadores políticos y se cedió a los sindicatos las decisiones públicas.
Todo esto es verdad, pero hay que ser claros, sólo una minoría fue la
beneficiada de estas prácticas, el grueso del gremio magisterial, la base,
entregó, y sigue entregando, lo mejor de sí mismos en la noble labor docente.
No temo equivocarme al
afirmar que los profesores y profesoras
de México son uno de nuestros activos más importantes como Nación. El papel que
desarrollan dentro de la sociedad es fundamental para el progreso social, son
agentes de cambio, de desarrollo, se involucran e influyen en su contexto y,
dentro de su ámbito y posibilidades,
forman las nuevas generaciones de nuestra sociedad.
Debemos hacer un ejercicio
de reflexión y ponderar la labor del profesorado, estar consciente de la
responsabilidad que cada actor tiene sobre la educación, y sobre todo, tener
muy claro que los deficientes resultados que como nación obtenemos en el rubro educativo
son multifactoriales, sin embargo hay que puntualizar, si no existen mejores
condiciones sociales (empleo, redistribución, seguridad, reducción de la
pobreza y abatimiento de la corrupción e impunidad) va a ser muy complicado que
el magisterio pueda rescatar a la educación del espiral de decadencia en que está
inmersa en la actualidad.
(*) Coord. Política de
Alianzas de la “Unión
Popular Veracruzana A.C”.
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