Periódico La Jornada
Versión impresa 04 de
octubre de 2017
Incertidumbre caótica
Immanuel Wallerstein
¿Están confusos por lo que ocurre en el mundo? Yo también. Así está
toda la gente. Esta es la continuada realidad subyacente a un sistema-mundo
caótico.
Por caos queremos decir una situación donde hay constantes vaivenes
extremos en las prioridades de todos los actores. Un día, desde el punto de
vista de un cierto actor, las cosas parecen ir de un modo favorable para éste.
El siguiente día la perspectiva se mira muy desfavorable.
Es más, parece no haber un modo de predecir qué posición van a asumir
los actores al día siguiente. Nos sorprendemos en repetidas ocasiones cuando
los actores se comportan de modos que pensamos imposible, o al menos
improbable. Pero los actores simplemente tratan de maximizar sus ventajas
cambiando su postura acerca de algún asunto importante y, por tanto, cambiando
las alianzas con el fin de lograr esas ventajas.
El sistema-mundo no siempre ha estado en caos. ¡Muy por el contrario! El
sistema-mundo moderno, como todo sistema, tiene sus reglas de operación. Estas
reglas permiten tanto a los de fuera como a los participantes que evalúen la
conducta factible de diferentes actores. Pensamos que esta adhesión a las
reglas de conducta es la operación normal del sistema.
Es solamente cuando el sistema alcanza un punto en que no puede retornar
a un equilibrio (en movimiento) que renueve sus operaciones normales, que entra
en una crisis estructural. Un rasgo central de tal crisis estructural es una
incertidumbre caótica.
A principios de septiembre de 2017 han ocurrido tres de tales vaivenes
dramáticos en las prioridades y las alianzas. El que más atrajo la atención fue
el anuncio hecho por el presidente Donald Trump de que alcanzó un acuerdo con
los líderes demócratas en el Congreso –el senador Chuck Schumer y la
representante Nancy Pelosi– para que promulguen una medida para: 1) enviar
asistencia de emergencia para el desastre en Texas y los estados vecinos sin
poner condiciones, combinado con: 2) elevar el techo de la deuda por tres
meses.
Este acuerdo fue significativo por dos razones. Primero, Trump se había
comprometido a nunca negociar con los demócratas. Peor, este arreglo
supuestamente se concretó en términos que los demócratas habían fijado. Lo más
importante, Trump hizo este arreglo sin informarle, hasta el último minuto, a
la dirigencia republicana en el Congreso –el representante Paul Ryan y el
senador Mitch McConnell– la cual entendiblemente se sintió opacada por esta
jugada. Segundo, y lo que es peor, suspendió por seis meses la instrumentación
del final del programa DACA que el presidente previo, Barack Obama, había
proclamado. DACA fue diseñado por Barack Obama para permitir que los
llamados dreamers permanecieran en Estados Unidos; Trump había
prometido cancelar el programa el día uno en que asumió el cargo.
Está por verse qué tanto dura este acuerdo. Pero el mero anuncio ha
alterado, y es probable que por largo tiempo, toda la confianza entre Trump y
los republicanos en el Congreso. Ciertamente un vaivén extremo.
Menos sabida, pero muy importante, fue la proclamación, por parte del
gobierno de Indonesia, de cambiar el nombre de las aguas justo al norte del
país a Mar Natuna Norte. Este acto aparentemente inocuo puede entenderse en
términos de la historia de los reclamos marítimos en las aguas de Asia oriental
y sudoriental. China ha estado reclamando por algún tiempo la mayoría de estos
mares, y construyendo bases en islas e inclusive en rocas localizadas en ellas.
Los reclamos de China son impugnados por Filipinas, Taiwán y Vietnam, y
también por Estados Unidos. Hasta ahora, Indonesia ha intentado permanecer
neutral en estas disputas y aun se ofreció como mediador. El acto de rebautizar
las aguas al norte de Indonesia es, sin embargo, una proclamación de los
derechos indonesios sobre aguas reclamadas por China. No es solamente una
reivindicación contra China, sino también que Indonesia asume una
postura ruda al argüir esta disputa en público. Puede presagiar el
fin de la neutralidad para otras disputas en la región. China de inmediato
expresó su malestar con el cambio de nombre. Indonesia no se retractará.
El tercer viraje en las alianzas es menos dramático porque fue
ocurriendo por algún tiempo. No obstante, ahora asumió un giro dramático.
Turquía parece haber renunciado a sus obligaciones como miembro de la OTAN al
arreglar la compra de un sistema militar ruso tierra-aire, uno que no es
interoperable con sus aliados de la OTAN.
Este acto es considerado un importante alejamiento de las prolongadas
relaciones turcas con Europa occidental y Estados Unidos. Desde el punto de
vista de Turquía, es simplemente una respuesta a los actos de hostilidad de
miembros de la OTAN. No obstante tiene implicaciones no sólo para las alianzas
geopolíticas, sino también para importantes arreglos económicos. Es un modo de
relegar al pasado olvidable los agravios sufridos por Turquía con Rusia, Siria
e Irán. Aquí también, hay que esperar a ver qué tanto podrá durar esto.
Los vaivenes extremos son el pan y la mantequilla de una crisis
estructural. Esto significa que viviremos en incertidumbre caótica hasta que la
crisis estructural se resuelva en favor de uno de los dos dientes de la
bifurcación. Si nos concentramos en el supuesto significado de los
vaivenes extremos y con frecuencia momentáneos, estaremos condenados a actuar
de un modo irrelevante. Necesitamos concentrar nuestro análisis y nuestras
acciones en lo que haga más probable que el lado progresista de la bifurcación
pese más que el lado reaccionario en la resolución de la lucha a mediano plazo.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein.
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