miércoles, 14 de junio de 2017

Rearticular fuerzas y discurso

REARTICULACIÓN DE FUERZAS DE CARA AL 2018
Mtro. Edgard González Suárez
(Unión Popular Veracruzana)


¿Existe consenso o no, en el país, acerca del agotamiento del neoliberalismo? Evidentemente que no. El régimen y sus aliados consideran que el modelo neoliberal sigue ofreciendo el mejor esquema de estabilidad económica y social para el país. Los neoliberales habían logrado, en menos de 8 años, articular un proyecto y un programa que nos conducía inexorablemente a la integración económica con la economía internacional, previas reformas estructurales. El PRI y sus aliados parlamentarios, PAN-PRD, PANAL, Encuentro Social, PVEM, etc. Dejaron constancia de que un “Pacto por México” sería el mejor motor y equilibrador del conflicto social en el país.
El regreso del PRI en el 2012, significó también un acuerdo tácito con los grandes empresarios del país para apoyar su propuesta y legitimar el nuevo consenso político-parlamentario que detonaría el “desarrollo del país”.
Sin embargo, casi desde el primer día de la administración actual, hubo desacuerdos y disensos, no solo por el tema electoral, y el empuje del “Pacto por México” con los distintos grupos parlamentarios, sino porque se abrió una zanja política entre las distintas fuerzas sociales del país. Para la izquierda social, académica, estudiantil y popular, el proyecto de reformas de Peña Nieto, no solo no eran la solución a los graves problemas del país, sino que venían a agravarlos, teniendo severos impactos laborales (reforma energética), salariales (educativa), comerciales y financieros (deuda externa, caída del mercado interno, nula recaudación, etc.). Pero lo que vino a profundizar la crisis del modelo neoliberal, no fue su fracaso operativo, sino la abrumadora corrupción generada por los ilícitos negocios internacionales que se derivaron de la venta de la energía, de la educación, de la parálisis de las telecomunicaciones, de los ensayos de la judicial, de la limitada reforma hacendaria, y de casi, prácticamente, todo contrato generado tanto en el Gobierno Federal, y sobre todo, los Gobiernos estatales. La vida suntuosa y faraónica de la clase política, alejada de la las condiciones de vida de la población, viviendo (ya no vacacionando), en el extranjero, dejaron a plena vista, el enriquecimiento de la clase intermediaria y la extrema corrupción que esto genera en todos los niveles de la administración pública. Para ganar la lealtad y la secrecía en cualquiera de las agencias del gobierno, los titulares y burócratas profesionales dejaron que todos se sirvieran a sus anchas. La corrupción fue inocultable.
Por otro lado, la violencia y la inseguridad siguió siendo el tema más descontrolado del Gobierno Federal. No solo hablamos de los diarios y múltiples enfrentamientos entre las bandas criminales del narcotráfico, sino de desapariciones, fosas clandestinas, trata de blancas y hasta asaltos bancarios y robo de autos. Y para rematar, la violencia y criminalidad del régimen en contra de la población desarmada: autodefensas, indígenas, ambientalistas, periodistas, y por supuesto, Ayotzinapa y Tlatlaya. La peor crisis de los Derechos Humanos de los tiempos recientes.
A la imagen internacional de México y su régimen, se añadieron los tumbos de la globalización y su urgente respuesta, cerrar las fronteras y dejar de “favorecer” a los integrantes más desaventajados de los bloques regionales, los cuales, según dichos de los países hegemónicos, viven de la corrupción, no producen nada, y están al borde del precipicio financiero.
Para agudizar las tensiones, el escenario internacional, dominado por una migración descontrolada por la guerra impuesta en Medio Oriente, por una resistencia y ataque de grupos fundamentalistas, y por la rearticulación de un proyecto islámico, radical, fuertemente armado(conformado por árabes y mercenarios), que le hace el juego a las potencias occidentales, a quienes obedece, por los enormes flujos financieros y apoyos logísticos que recibe.
Pues una cosa es clara, no hay consenso sobre las posibilidades actuales del Neoliberalismo, el régimen se debilita, no ha podido realizar ni una sola de sus promesas. Ha perdido el discurso, la credibilidad, la confianza. Se defiende en manipulación mediática y el control sobre los aparatos electorales y judiciales del país. Cada vez hay más escepticismo sobre sus aparentes bondades, los trabajadores se desencantan, los empresarios empiezan a apostar a otros escenarios. El PRI no tiene apoyo popular, “ganar” elecciones con porcentajes tan bajos (22, 28, 32%) solo significa que el PRI vive de la compra del voto. El PRI no convence a nadie, no motiva, no presenta expectativas saludables, positivas para los sectores sociales. El PRI simplemente se mantiene, sin hegemonía, sin consenso, sin apoyo popular. Por más que quieran vender, a través de la propaganda, que el PRI está renovado, la verdad es que se encuentra con enormes fisuras a su interior.
Es este escenario el que se presenta a la Izquierda, quien no ha sabido “colarse” en esas fisuras, o más bien, sacarle mayor provecho. El régimen se cierra y forma un bloque casi inexpugnable, donde los ciudadanos están excluidos, desorganizados, sin ánimos, desencantados y dispersos.
La idea y el consenso de que el neoliberalismo está agotado crece, y crece en las comunidades, en las colonias, en los barrios, en las escuelas. Y lo que la izquierda no ha sabido es como generar un discurso alternativo, llamativo, fresco, capaz de “representar” a la diversidad social. Y esa es la tarea de la izquierda. No de un hombre ni de una agrupación política, es tarea de todos.
A MORENA el régimen la acusado de sectaria, mesiánica, autoritaria (el diablo avisando que ahí bien el diablo), la ha colocado a la defensiva y ha propiciado la ruptura con el PRD (que abandonó la izquierda hace varios años). La tiene sin discurso. Urge una rearticulación de fuerzas de cara al 2018.
Morena tiene razón de no aliarse con el PRD. La dirigencia nacional del PRD la controla una corriente (los chuchos), que no tienen el menor interés tampoco en aliarse a Morena, su política desde hace casi 8 años es y ha sido, buscar una "Alianza" estratégica con el poder en turno para "reformar" al país, y por esta vía -institucional- parlamentaria, lograr mejorasen las clases populares...
En otras palabras, ser garantes de que el neoliberalismo y la globalización no desquebrajen en demasía el poder adquisitivo de los trabajadores, el empleo y sus condiciones de vida. En este sentido, la dirigencia del PRD, se asumen como una izquierda "razonable" y "moderada", NO populista -ya que aceptan el juego de la globalización- y democrática por qué aceptan las reglas del juego, impuestas por los globalizadores también. Este es el objetivo político del PRD, y aquí es precisamente la ruptura estratégica con el proyecto político de Morena.
Morena sostiene que el. Neoliberalismo y la globalización están agotados, no respondieron a las expectativas de calidad de vida de los trabajadores, y las reglas del juego nacional e internacional las definen las potencias económicas, EEUU, Alemania e Inglaterra. De esta suerte que aceptar las "reglas del juego" neoliberal es aceptar las limitaciones de soberanía que imponen las potencias y el enganche de la producción nacional al mercado internacional, que hasta la fecha ha dejado al país en un promedio de crecimiento de 0,12% hasta 2,04%, es decir, el crecimiento del país (cuando ha crecido) es tan pequeño y exiguo que prácticamente no alcanza para resolver ninguno de los problemas del país.
Con esta posición política es claro que MORENA no puede aceptar "sumarse" o "aliarse" al PRD, el cuál es de hecho, un partido ¡¡neoliberal!! 
Por eso, aunque puede tener todas las limitaciones que queramos verle, pero Andrés Manuel tiene razón al rechazar una alianza con el PRD, quien debe aceptar romper con los neoliberales es el PRD, que como ya vimos en el EdoMex están bien atornillados a la maquinaria de Peña-Videgaray...
Así que no hay soberbia, ni mezquindad en AMLO –insisto, tiene otros defectos- pero hay un claro análisis y diagnóstico de la situación, y una caracterización muy nítida del proyecto político del  PRD y su política de alianzas electorales.
Por esto, la izquierda –no solo Morena- debe urgentemente rearticular un discurso y un programa de cara al 2018, deberá enfrentar la maquinaria propagandística del régimen, y por supuesto éste lo obligará a aislarse y a mostrar sus peores defectos políticos. La Izquierda debe rearticularseen torno a un discurso y a un programa que recoja las necesidades de las clases populares y la conviertan en eje articulador de la ofensiva política.  Desde abajo, desde lo local y lo regional, difícil y complicado organizar y organizarse, pero indispensable para para intentar romper la hegemonía electoral del PRI-PAN-PRD....la electoral, por qué la hegemonía ideológica ya la perdieron, ya perdieron el discurso, la credibilidad, el consenso...pero mantienen el control jurídico y electoral del juego interno...
Su búsqueda de Alianzas será con "otras fuerzas" y otros "precandidatos"...

No hay comentarios:

EL DISCURSO DESESPERADO DE LA DERECHA

  MACROSCOPIO Edgard González Suárez 22 de enero de 2024     EL DISCURSO DESESPERADO DE LA DERECHA En uno de los discursos más s...