UN ACUERDO DE EQUILIBRIO EN EL INE
El Consejo General del INE es el órgano superior de
dirección, responsable de vigilar el cumplimiento de las disposiciones
constitucionales y legales en materia electoral, así como de velar porque los
principios de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad, y objetividad de
todas las actividades que desarrolla el Instituto Nacional Electoral.
Este Consejo General esta integrado por 10 consejeros
electorales más un Consejero Presidente, es decir, el Consejo esta integrado
por 11 miembros, con derecho a voz y voto. Más los representantes de los
Partidos que integran la Cámara de diputados, Más los representantes de cada
uno de los Partidos con registro nacional en el país. El Consejo General se
renueva por partes, y hace apenas unos días fueron renovados 4 consejeros que
sustituyeron a igual número de Consejeros a los cuales ya se les había vencido
el término de su función.
La Renovación del Consejo General del INE, o de una parte de
él, tenía al país en vilo, toda vez que en meses anteriores se habían mostrado
diferendos importantes, y diría yo, fundacionales entre las fuerzas políticas de
izquierda y de derecha, acerca de nuestro Instituto electoral.
Desde el principio se abrieron dos bandos: 1) El que suponía
que la mejor manera de contener y derrotar a la cuatro T seria dominar y
controlar al Instituto Nacional electoral, ahí se ubicó casi toda la oposición partidista
de centro y centro-derecha. Y 2) el bando que suponía que para mantener y llevar
al triunfo a la 4T lo ideal seria controlar y dominar al INE. Ahí predominó, básicamente,
la izquierda más purista y radical.
Es decir, cada bando, quería para sí el control y el
predominio dentro del INE.
Los encontronazos llegaron hasta pedir la renuncia de Lorenzo
Cordova, Presidnete actual del Consejo, renovar a la totalidad del Consejo, o
adscribirse al procedimiento previsto por la ley.
Para fortuna y sorpresa de propios y extraños, un mágico acuerdo
permitió adscribirse al procedimiento previsto por la Ley, se eligieron los
nuevos 4 consejeros electorales y se satisfizo un perfil predominante de esos
nuevos consejeros: ciudadanía probada, experiencia político-electoral, luces académicas
y equidistancias partidistas.
Aunque la comisión técnica encargada de seleccionar cinco
quintetas para enviar a la cámara de diputados estuvo caracterizada por su
tensión y enfrentamiento. La verdad es que del listado que llegó a la Cámara de
Diputados, éstos se decantaron por una búsqueda de equilibrios, convergencias y
acuerdos para sacar adelante el proceso de selección. Y lo hicieron
impecablemente, casi por unanimidad.
De la esperada ruptura institucional, del todo o nada, de derecha
e izquierda, la Cámara pudo construir un acuerdo muy equilibrado.
La Democracia mexicana, que es una democracia débil, que no
alcanza a fortalecerse completamente, que no ha podido consolidar una cultura ciudadana,
y donde prevalece muy arraigada una cultura más bien partidista, que depende
aún de muchos controles técnicos, y mantiene viva siempre la sospecha de su in-funcionalidad,
corrupción o fraude electoral. Es una democracia siempre bajo sospecha. Pero lo
cierto también es que el organismo que tenemos, con todas sus imperfecciones,
insuficiencias y contradicciones, es hasta ahorita el idóneo para seguir
manteniendo el juego democrático-electoral.
Y creo yo, que ese era el riesgo de las posiciones extremas y
encontradas tanto de la derecha como de la izquierda.
La elección de los nuevos Consejeros no basta para
perfeccionar nuestra democracia, de hecho es insuficiente, pero nos permitió
evitar una confrontación político-ideológica, en medio de la crisis sanitaria y
económica por la que atravesamos. Se cumplió con el formato legal establecido
por la Constitución y se logró integrar a nuevos consejeros con perfiles idóneos
y sobre todo que llegaron casi por unanimidad, es decir, que la mayoría de los
ciudadanos esperamos de ellos un compromiso ineludible con la democracia y con
su perfeccionamiento continuo.
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