lunes, 24 de octubre de 2016

DOCENTES EVALUADOS Y CAPACITADOS


México requiere profesionalizar la labor docente

Mtro. Edgard González Suárez (1)

No es la única, pero una de las dimensiones más observadas en el nuevo Modelo Educativo, es la evaluación docente. Esta entre otras, es la dimensión que más nos acercará a los niveles de calidad exigidos por la comunidad internacional. Un profesional de la docencia competente, capacitado y evaluado es lo exige el Sistema Educativo Nacional (SEN), sobre todo en sus niveles básicos, aunque no está de más, exigirlo en todos los niveles educativos.

Sin embargo, detrás de la evaluación docente y sus buenas intenciones pre-existe una cultura magisterial con inercias, atrofias y características políticas propias de nuestro sistema político. Este sistema se construyó precisamente bajo un modelo contrario a la profesionalización docente, a la capacitación y la evaluación.

La historia de la educación en diversos países industrializados muestra que para garantizar una adecuada preparación de los maestros es indispensable evaluar sus competencias disciplinarias y didácticas en tres momentos de su carrera profesional: al ingresar a la carrera se les evalúa para seleccionar a los aspirantes que posean el perfil deseable; al egresar, antes de ejercer la docencia, la evaluación busca certificar que cuenten con las competencias mínimas requeridas para el ejercicio de su profesión; y, durante el ejercicio profesional se les evalúa para asegurar que hayan cumplido bien con su tarea pedagógica y se mantengan actualizados. En este tercer momento también se evalúa a los docentes para considerarlos en los programas de promoción y reconocimiento.
Es claro que la evaluación docente por sí misma no puede garantizar que un país cuente con profesores bien preparados, si antes no han existido procesos robustos de formación inicial y de formación continua. Cuando la evaluación es pertinente, justa y válida, puede funcionar como un mecanismo de control de calidad que indique, tanto al sistema educativo como al docente, cuáles son las áreas de mejora. No obstante, en México no se han tenido buenos procesos de formación de profesores ni se ha contado con sistemas de evaluación con las características mencionadas.
Lo cierto es que el país no cuenta con un número suficiente de maestros capaces de operar eficazmente el Sistema Educativo Nacional (SEN), caracterizado por su gran tamaño, diversidad, complejidad e inequidad. La información disponible da cuenta de la pobreza del SEN, y para muestra los siguientes tres datos: 1) solo poco más de la mitad de los jóvenes de entre 15 y 17 años cursa la educación media superior; 2) según la prueba PISA, cerca del 40% de los estudiantes de 15 años es incapaz de utilizar la lectura como herramienta para impulsar y ampliar sus conocimientos en otras áreas; y 3) 60% de los normalistas que se presentaron al Concurso de Ingreso el año pasado, carece del perfil necesario para ejercer la docencia.


La Reforma Educativa y sus primeros avances (2).

Para atender la necesidad que tiene México de mejorar la calidad de su educación, el gobierno del Presidente Peña Nieto lanzó en diciembre de 2012 la iniciativa de diseñar e implementar una Reforma Educativa (RE) de gran calado. Esta reforma colocó en el centro de su acción al mérito académico y la profesionalización de la actividad docente como mecanismos para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y la permanencia en el servicio público de la educación obligatoria. Con la RE se pretende ordenar el SEN eliminando (o disminuyendo al menos) algunas de las malas prácticas que han perjudicado a la educación del país, tales como el pase automático, la venta o herencia de plazas y el clientelismo corporativo.
Sin embargo, para mejorar el ejercicio docente y privilegiar el mérito es indispensable evaluar a los maestros y, con ello, contar con información válida y pertinente que permita tomar decisiones basadas en evidencias. Desde esta óptica, la evaluación juega un papel fundamental para garantizar que solo los aspirantes normalistas, o profesionales de la educación formados en otras instituciones, que posean un perfil adecuado —idóneo, según los términos de la ley— sean quienes ingresen al sistema educativo público; que los mejores docentes sean reconocidos en su propia función; que sean promovidos a cargos directivos, de supervisión y de asesoría técnica pedagógica; y, que los docentes que cumplan cabalmente con su función sean quienes permanezcan en el servicio educativo. De manera complementaria a la evaluación y al mérito, la RE enfatiza el desarrollo profesional de los maestros en servicio, a través de mecanismos de capacitación y tutoría. La idea central es que cada docente identifique sus áreas de oportunidad para mejorar sus competencias pedagógicas y, con ello, se logre favorecer el máximo aprendizaje de los estudiantes. Así, evaluación y formación docente forman un binomio inseparable donde se cimienta la RE.
La Reforma implicó modificar el artículo 3º constitucional y la Ley General de Educación (LGE), así como promulgar dos nuevas leyes secundarias: la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) y la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (LINEE). Estas últimas están diseñadas para que la SEP, a través de la Coordinación del Servicio Profesional Docente, y el INEE trabajen de manera coordinada, de tal manera que los procesos de evaluación señalados en la Constitución y en las leyes secundarias se realicen en tiempo y forma.
En el marco del Servicio Profesional Docente (SPD), al INEE le corresponde normar y supervisar los procesos de evaluación docente; por su parte, la SEP es responsable de diseñarlos, organizarlos e implementarlos. Este proceso es sumamente complejo pues está conformado por una gran cantidad de etapas, procedimientos e instrumentos, en donde ambas instituciones deben trabajar de manera coordinada para lograr que la evaluación docente cumpla cabalmente con los propósitos para los cuales se diseñó.

Avances en materia de evaluación docente en México.

El primer proceso de evaluación en el marco del SPD tuvo lugar en el ciclo escolar 2014-2015 con los dos concursos de oposición (uno ordinario y otro extraordinario) para ingresar a los niveles de educación básica y media superior. Aunque originalmente se había planeado la realización solo del primero de ellos, el bajo porcentaje de aspirantes que obtuvo resultados satisfactorios y la necesidad de las entidades federativas de ocupar las plazas vacantes, obligaron a realizar un concurso extraordinario. En la siguiente tabla se muestran algunos datos que dan idea de la magnitud del proceso de evaluación.
Como en su momento se informó, una gran cantidad de aspirantes a ingresar al SPD no obtuvo una calificación satisfactoria en estos primeros concursos de oposición: 88 mil 770 (60%) en educación básica y 23 mil 260 (67%) en educación media superior.
Respecto de los procesos de evaluación para el ciclo 2015-2016, al 17 de mayo de 2015 se habían registrado 246 mil 256 aspirantes a participar en los ocho concursos que se realizarán en la educación básica y media superior correspondientes al Ingreso y Promoción a cargos de Dirección, Supervisión y Asesoría Técnica Pedagógica.
Retos para implementar la reforma y la decisión de suspender indefinidamente la evaluación de docentes
La RE en materia de evaluación docente pasó su primera prueba con la realización de los concursos de ingreso 2014-2015 para la educación básica y media superior. Sin embargo, la verdadera “prueba de fuego” está representada por la evaluación del desempeño a profesores que se encuentran en servicio, que incluye la promoción en la función y la permanencia. La promoción en la función implica, entre otras posibilidades, obtener mayor número de horas frente a grupo o un tipo de reconocimiento (económico o de otro tipo); el reconocimiento en el servicio significa la posibilidad de fungir como tutor o asesor técnico pedagógico; y, la permanencia se traduce en mantenerse en la función que se desempeña. La evaluación del desempeño de cerca de 1.4 millones de docentes está programada para realizarse en un periodo de tres años, comenzando a partir del mes de septiembre de 2015.
Todas las evaluaciones deberán proporcionar información que permita mejorar las competencias pedagógicas y disciplinares de los profesores a través de actividades de desarrollo profesional que garanticen un mejor desempeño de los docentes y, en consecuencia, un mejor aprendizaje de sus estudiantes.
Si bien los propósitos principales de esta evaluación son: a) valorar el desempeño de los maestros para garantizar el nivel de suficiencia en la función que desempeñan y b) identificar necesidades para emprender las acciones de formación continua, tutoría y asistencia técnica a los docentes, no se puede obviar el hecho de que esta evaluación tiene consecuencias importantes, tanto positivas como negativas, para los profesores. Esta es la razón por la que el magisterio ha manifestado su preocupación por la forma en que serán evaluados, y en algunos casos, su rechazo absoluto a la RE.
Esta oposición de los profesores se ha expresado principalmente a través de la Sección 22, de Oaxaca, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), conocida como Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), aunque esa oposición ha tenido eco en otros estados como Guerrero, Michoacán y Chiapas. Los maestros disidentes han realizado actividades de protesta tanto en sus entidades como en el Distrito Federal, llegando al extremo de bloquear carreteras, asaltar edificios que albergan oficinas de educación y del Instituto Nacional Electoral, obstruir el acceso a aeropuertos y ocupar, por periodos prolongados, espacios céntricos de diversas ciudades. Incluso hubo intentos, sin éxito, de boicotear las elecciones del 7 de junio pasado.
La querella de la suspensión
En respuesta a la decisión unilateral por parte de la SEP de suspender la evaluación docente, el INEE emitió un comunicado en el que exigió al Gobierno de la República dejar sin efectos la suspensión indefinida de los procesos de evaluación del SPD argumentando, entre otras razones que:
“…esta decisión atenta contra el artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y de sus leyes reglamentarias, así como de los lineamientos para regular los procesos de evaluación del Servicio Profesional Docente (SPD), del Programa de Mediano Plazo para la Evaluación del SPD 2015-2020 y del Calendario de Evaluaciones 2015…” (Comunicado de prensa No. 20). 

La posición del INEE fue enérgica y clara. Pero la decisión de la SEP fue también duramente criticada por organizaciones sociales lo cual se reflejó en los medios de comunicación y en las redes sociales como un clamor social de vastas dimensiones. En la inmensa mayoría de los casos se le exigió al Gobierno Federal no violentar la autonomía del INEE y continuar con la evaluación de los docentes, al considerarla un componente central de la RE y un elemento indispensable para mejorar la calidad de los servicios educativos del país. El caso trascendió a los medios de comunicación internacionales como el The Financial TimesThe  Economist y el Wall Street Journal. Afortunadamente, como se dijo antes, el Secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chamor, modificó su postura días más tarde al anunciar que se mantenían las fechas de los procesos de evaluación de Ingreso, Promoción y Permanencia en el SPD. Esta decisión, que impidió se afectara el calendario de las evaluaciones, fue gratamente recibida por el INEE, la sociedad civil y los medios de comunicación.

Reflexiones finales

La reacción pública ante la “suspensión indefinida” de la evaluación docente fue una expresión política poderosa de la sociedad y una defensa de la RE, la cual, desde este punto de vista, obtuvo un triunfo político contundente. Hoy en día es difícil poner en duda el anhelo social por que los cambios anunciados en educación continúen y se lleven a buen término. Y habría que añadir esto: ninguna otra reforma  educativa del pasado concitó tal apoyo, lo cual pone de relieve la importancia que la sociedad concede a los cambios educativos propuestos.


Pero el peligro que corre la reforma educativa no ha sido completamente superado. Si bien es posible que no tenga “enemigos internos” como inicialmente se sospechó, en el exterior se ha constituido un escenario bastante complejo. En algunos  estados de la república como Oaxaca, Guerrero, Michoacán, no sólo se ha cristalizado un movimiento de oposición y rechazo a la RE, sino que además se han gestado acciones colectivas violentas que van más allá del horizonte educativo. Las protestas y las resistencias tienden a ideologizarse, a sobrevivir en la coyuntura y a plantear agendas fuera de la educativa. Lo que coloca al magisterio en la dinámica "politica" estatal y nacional, hace del magisterio una fuerza colectiva susceptible de venderse al mejor postor, y ser la punta de lanza no de una Reforma, sino de una contrarreforma, todavía más retrograda y peligrosa. Retrograda por que mira al pasado, diseñada para una sociedad atrasada y sin márgenes de maniobra en el sistema mundo actual, y peligrosa, por que siendo el maestro un sector movilizador de conciencias, no deja de ser tentado hacia posiciones redentoras y victimistas, que solo aceleran las inconformidades y las tentaciones violentas de otros sectores sociales.



(1) Mtro. Edgard González Suárez, Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana, Campus Mocambo, Boca del Río, Veracruz. Miembro del Cuerpo Académico en formación, "Estudios Críticos sobre Sociedad, Cultura y Educación", de la Facultad de Pedagogía de la UV.
(2) Retomado del texto de Guevara Niebla y Eduardo Backhoff Escudero, miembros de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

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