México requiere profesionalizar
la labor docente
Mtro. Edgard González Suárez (1)
No es la
única, pero una de las dimensiones más observadas en el nuevo Modelo Educativo,
es la evaluación docente. Esta entre otras, es la dimensión que más nos
acercará a los niveles de calidad exigidos por la comunidad internacional. Un
profesional de la docencia competente, capacitado y evaluado es lo exige el
Sistema Educativo Nacional (SEN), sobre todo en sus niveles básicos, aunque no
está de más, exigirlo en todos los niveles educativos.
Sin
embargo, detrás de la evaluación docente y sus buenas intenciones pre-existe
una cultura magisterial con inercias, atrofias y características políticas
propias de nuestro sistema político. Este sistema se construyó precisamente
bajo un modelo contrario a la profesionalización docente, a la capacitación y
la evaluación.
La
historia de la educación en diversos países industrializados muestra que para
garantizar una adecuada preparación de los maestros es indispensable evaluar
sus competencias disciplinarias y didácticas en tres momentos de su carrera
profesional: al ingresar a la carrera se les evalúa para
seleccionar a los aspirantes que posean el perfil deseable; al egresar,
antes de ejercer la docencia, la evaluación busca certificar que cuenten con
las competencias mínimas requeridas para el ejercicio de su profesión; y, durante el ejercicio profesional se les evalúa
para asegurar que hayan cumplido bien con su tarea pedagógica y se mantengan
actualizados. En este tercer momento también se evalúa a los docentes para
considerarlos en los programas de promoción y reconocimiento.
Es claro
que la evaluación docente por sí misma no puede garantizar que un país cuente
con profesores bien preparados, si antes no han existido procesos robustos de
formación inicial y de formación continua. Cuando la evaluación es pertinente,
justa y válida, puede funcionar como un mecanismo de control
de calidad que indique, tanto al sistema educativo
como al docente, cuáles son las áreas de mejora. No obstante, en México no se
han tenido buenos procesos de formación de profesores ni se ha contado con
sistemas de evaluación con las características mencionadas.
Lo
cierto es que el país no cuenta con un número suficiente de maestros capaces de
operar eficazmente el Sistema Educativo Nacional (SEN), caracterizado por su
gran tamaño, diversidad, complejidad e inequidad. La información disponible da
cuenta de la pobreza del SEN, y para muestra los siguientes tres datos: 1) solo
poco más de la mitad de los jóvenes de entre 15 y 17 años cursa la educación
media superior; 2) según la prueba PISA, cerca del 40% de los estudiantes de 15
años es incapaz de utilizar la lectura como herramienta para impulsar y ampliar
sus conocimientos en otras áreas; y 3) 60% de los normalistas que se
presentaron al Concurso de Ingreso el año pasado, carece del perfil necesario
para ejercer la docencia.
La
Reforma Educativa y sus primeros avances (2).
Para
atender la necesidad que tiene México de mejorar la calidad de su educación, el
gobierno del Presidente Peña Nieto lanzó en diciembre de 2012 la iniciativa de
diseñar e implementar una Reforma Educativa (RE) de gran calado. Esta reforma
colocó en el centro de su acción al mérito académico y la profesionalización de
la actividad docente como mecanismos para el ingreso, la promoción, el
reconocimiento y la permanencia en el servicio público de la educación
obligatoria. Con la RE se pretende ordenar el SEN eliminando (o disminuyendo al
menos) algunas de las malas prácticas que han perjudicado a la educación del
país, tales como el pase automático, la venta o herencia de plazas y el
clientelismo corporativo.
Sin
embargo, para mejorar el ejercicio docente y privilegiar el mérito es
indispensable evaluar a los maestros y, con ello, contar con información válida
y pertinente que permita tomar decisiones basadas en evidencias. Desde esta
óptica, la evaluación juega un papel fundamental para garantizar que solo los
aspirantes normalistas, o profesionales de la educación formados en otras
instituciones, que posean un perfil adecuado —idóneo, según los términos de la ley— sean quienes ingresen
al sistema educativo público; que los mejores docentes sean reconocidos en su
propia función; que sean promovidos a cargos directivos, de supervisión y de
asesoría técnica pedagógica; y, que los docentes que cumplan cabalmente con su
función sean quienes permanezcan en el servicio educativo. De manera
complementaria a la evaluación y al mérito, la RE enfatiza el desarrollo
profesional de los maestros en servicio, a través de mecanismos de capacitación
y tutoría. La idea central es que cada docente identifique sus áreas de
oportunidad para mejorar sus competencias pedagógicas y, con ello, se logre
favorecer el máximo aprendizaje de los estudiantes. Así, evaluación y formación
docente forman un binomio inseparable donde se cimienta la RE.
La
Reforma implicó modificar el artículo 3º constitucional y la Ley General de
Educación (LGE), así como promulgar dos nuevas leyes secundarias: la Ley
General del Servicio Profesional Docente (LGSPD) y la Ley del Instituto
Nacional para la Evaluación de la Educación (LINEE). Estas últimas están
diseñadas para que la SEP, a través de la Coordinación del Servicio Profesional
Docente, y el INEE trabajen de manera coordinada, de tal manera que los
procesos de evaluación señalados en la Constitución y en las leyes secundarias
se realicen en tiempo y forma.
En el
marco del Servicio Profesional Docente (SPD), al INEE le corresponde normar y
supervisar los procesos de evaluación docente; por su parte, la SEP es
responsable de diseñarlos, organizarlos e implementarlos. Este proceso es
sumamente complejo pues está conformado por una gran cantidad de etapas,
procedimientos e instrumentos, en donde ambas instituciones deben trabajar de
manera coordinada para lograr que la evaluación docente cumpla cabalmente con
los propósitos para los cuales se diseñó.
Avances
en materia de evaluación docente en México.
El
primer proceso de evaluación en el marco del SPD tuvo lugar en el ciclo escolar
2014-2015 con los dos concursos de oposición (uno ordinario y otro
extraordinario) para ingresar a los niveles de educación básica y media
superior. Aunque originalmente se había planeado la realización solo del
primero de ellos, el bajo porcentaje de aspirantes que obtuvo resultados
satisfactorios y la necesidad de las entidades federativas de ocupar las plazas
vacantes, obligaron a realizar un concurso extraordinario. En la siguiente
tabla se muestran algunos datos que dan idea de la magnitud del proceso de
evaluación.
Como en su momento se informó, una gran cantidad de aspirantes a
ingresar al SPD no obtuvo una calificación satisfactoria en estos primeros
concursos de oposición: 88 mil 770 (60%) en educación básica y 23 mil 260 (67%)
en educación media superior.
Respecto de los procesos de evaluación para el ciclo 2015-2016, al 17 de
mayo de 2015 se habían registrado 246 mil 256 aspirantes a participar en los
ocho concursos que se realizarán en la educación básica y media superior
correspondientes al Ingreso y Promoción a cargos de Dirección, Supervisión y
Asesoría Técnica Pedagógica.
Retos
para implementar la reforma y la decisión de suspender indefinidamente la
evaluación de docentes
La RE en materia de evaluación docente pasó su primera prueba con la
realización de los concursos de ingreso 2014-2015 para la educación básica y
media superior. Sin embargo, la verdadera “prueba de fuego” está representada
por la evaluación del desempeño a
profesores que se encuentran en servicio, que incluye la promoción en la
función y la permanencia. La promoción en la función implica, entre otras posibilidades,
obtener mayor número de horas frente a grupo o un tipo de reconocimiento
(económico o de otro tipo); el reconocimiento en el servicio significa
la posibilidad de fungir como tutor o asesor técnico pedagógico; y, la permanencia se traduce en mantenerse en la función
que se desempeña. La evaluación del desempeño de cerca de 1.4 millones de
docentes está programada para realizarse en un periodo de tres años, comenzando
a partir del mes de septiembre de 2015.
Todas las evaluaciones deberán proporcionar información que permita
mejorar las competencias pedagógicas y disciplinares de los profesores a través
de actividades de desarrollo profesional que garanticen un mejor desempeño de
los docentes y, en consecuencia, un mejor aprendizaje de sus estudiantes.
Si bien los propósitos principales de esta evaluación son: a) valorar el
desempeño de los maestros para garantizar el nivel de suficiencia en la función
que desempeñan y b) identificar necesidades para emprender las acciones de
formación continua, tutoría y asistencia técnica a los docentes, no se puede
obviar el hecho de que esta evaluación tiene consecuencias importantes, tanto
positivas como negativas, para los profesores. Esta es la razón por la que el
magisterio ha manifestado su preocupación por la forma en que serán evaluados,
y en algunos casos, su rechazo absoluto a la RE.
Esta oposición de los profesores se ha expresado principalmente a través
de la Sección 22, de Oaxaca, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE), conocida como Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación (CNTE), aunque esa oposición ha tenido eco en otros estados como
Guerrero, Michoacán y Chiapas. Los maestros disidentes han realizado
actividades de protesta tanto en sus entidades como en el Distrito Federal, llegando
al extremo de bloquear carreteras, asaltar edificios que albergan oficinas de
educación y del Instituto Nacional Electoral, obstruir el acceso a aeropuertos
y ocupar, por periodos prolongados, espacios céntricos de diversas ciudades.
Incluso hubo intentos, sin éxito, de boicotear las elecciones del 7 de junio
pasado.
La
querella de la suspensión
En respuesta a la decisión unilateral por parte de la SEP de suspender
la evaluación docente, el INEE emitió un comunicado en el que exigió al
Gobierno de la República dejar sin efectos la suspensión indefinida de los
procesos de evaluación del SPD argumentando, entre otras razones que:
“…esta decisión atenta contra el artículo 3º de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y de sus leyes reglamentarias, así como de los
lineamientos para regular los procesos de evaluación del Servicio Profesional
Docente (SPD), del Programa de Mediano Plazo para la Evaluación del SPD
2015-2020 y del Calendario de Evaluaciones 2015…” (Comunicado de prensa No. 20).
La posición del INEE fue enérgica y clara. Pero la decisión de la SEP
fue también duramente criticada por organizaciones sociales lo cual se reflejó
en los medios de comunicación y en las redes sociales como un clamor social de
vastas dimensiones. En la inmensa mayoría de los casos se le exigió al Gobierno
Federal no violentar la autonomía del INEE y continuar con la evaluación de los
docentes, al considerarla un componente central de la RE y un elemento
indispensable para mejorar la calidad de los servicios educativos del país. El
caso trascendió a los medios de comunicación internacionales como el The Financial Times, The Economist y
el Wall Street Journal. Afortunadamente, como se dijo
antes, el Secretario de Educación, Emilio Chuayffet Chamor, modificó su postura
días más tarde al anunciar que se mantenían las fechas de los procesos de
evaluación de Ingreso, Promoción y Permanencia en el SPD. Esta decisión, que
impidió se afectara el calendario de las evaluaciones, fue gratamente recibida
por el INEE, la sociedad civil y los medios de comunicación.
Reflexiones
finales
La reacción pública ante la “suspensión indefinida” de la evaluación
docente fue una expresión política poderosa de la sociedad y una defensa de la
RE, la cual, desde este punto de vista, obtuvo un triunfo político contundente.
Hoy en día es difícil poner en duda el anhelo social por que los cambios
anunciados en educación continúen y se lleven a buen término. Y habría que
añadir esto: ninguna otra reforma educativa del pasado concitó tal apoyo,
lo cual pone de relieve la importancia que la sociedad concede a los cambios
educativos propuestos.
Pero el peligro que corre la reforma educativa no ha sido completamente
superado. Si bien es posible que no tenga “enemigos internos” como inicialmente
se sospechó, en el exterior se ha constituido un escenario bastante complejo.
En algunos estados de la república como Oaxaca, Guerrero, Michoacán, no
sólo se ha cristalizado un movimiento de oposición y rechazo a la RE, sino que
además se han gestado acciones colectivas violentas que van más allá del
horizonte educativo. Las protestas y las resistencias tienden a ideologizarse, a sobrevivir en la coyuntura y a plantear agendas fuera de la educativa. Lo que coloca al magisterio en la dinámica "politica" estatal y nacional, hace del magisterio una fuerza colectiva susceptible de venderse al mejor postor, y ser la punta de lanza no de una Reforma, sino de una contrarreforma, todavía más retrograda y peligrosa. Retrograda por que mira al pasado, diseñada para una sociedad atrasada y sin márgenes de maniobra en el sistema mundo actual, y peligrosa, por que siendo el maestro un sector movilizador de conciencias, no deja de ser tentado hacia posiciones redentoras y victimistas, que solo aceleran las inconformidades y las tentaciones violentas de otros sectores sociales.
(1) Mtro. Edgard González Suárez, Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana, Campus Mocambo, Boca del Río, Veracruz. Miembro del Cuerpo Académico en formación, "Estudios Críticos sobre Sociedad, Cultura y Educación", de la Facultad de Pedagogía de la UV.
(2) Retomado del texto de Guevara Niebla y Eduardo Backhoff Escudero, miembros de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
(2) Retomado del texto de Guevara Niebla y Eduardo Backhoff Escudero, miembros de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).
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