jueves, 12 de enero de 2017

SIN ORDEN NI MIEDO A LA POLICÍA



SIN ORDEN NI MIEDO A LA POLICIA
Edgard González Suárez

La historiografía tradicional ha usado el término de “vándalos” para referirse a las migraciones de pueblos seminómadas (procedentes del norte de Europa y Euroasia), todos ellos, denominados por los Romanos, con el genérico de “Bárbaros”, que buscaban lugares de asentamiento más favorables, pero que sus métodos eran la destrucción, el robo, el saqueo, la violación, y sobre todo que carecían de liderazgo militar claro, identificable y con objetivos precisos. El termino y su significado llega a la era moderna para señalar precisamente a las porciones de población que asumen estas características y que además no respetan el orden y desafían lo instituido, a partir principalmente de la violencia. Hoy lo recuperamos para caracterizar los sucesos de los pasados días 4,5 y 6 de enero, donde se vivieron una serie de saqueos a centros comerciales en la Ciudad y Puerto de Veracruz, que conmocionaron y mantuvieron en niveles de preocupación importantes al Gobierno y  demás pobladores de esta ciudad. Las acciones realizadas tuvieron también ciertas características, fueron “vandalizados” los negocios, con piedras, palos y eventualmente armas, y tuvieron el propósito central de llevarse enseres de línea blanca, electrónicos y ropa. El objetivo no fueron las latas, las cajas ni la comida. Tampoco creo que haya sido una protesta contra el alza de las gasolinas.
Los participantes fueron en su mayoría jóvenes entre los 17 y 35 años, entre ellos muchas mujeres, los varones rompían las mallas de lámina y los ventanales, entre tanto una cauda de mujeres, incluso con niños, entraban y tomaban todo lo que estuviera a su alcance, los varones se dirigían a las áreas de electrónicos y enseres para el hogar. Recogían lo más posible y se lo llevaban, en las motos, en autos o incluso en taxis. Acto seguido regresaban por más.

Es mi opinión que el ataque fue organizado, convocado y dirigido por la delincuencia, ese sector que convive en la ciudad pero sin empleo formal ni bien remunerado, vive del robo a casa habitación, de autos, del asalto con armas blancas o de fuego, la extorsión y la venta de drogas al menudeo en distintas zonas de la ciudad. Su vehículo de escape, la motoneta. Que por lo menos esos días y horas, parecía que había más motos que autos en los alrededores. Las características centrales de los saqueos fueron:
-Se realizaron únicamente en la Ciudad de Veracruz y la zona conurbada con el municipio de Medellín.
-Se circunscribieron a algunos centros comerciales no más de 10 (Chedrahuis, Sorianas, Aurreras y Mega-Comercial), y algunas tiendas de conveniencia y negocios menores, (Autozone, Casas de empeño, etc.).
-Todos ellos cercanos a las colonias populares del norte y poniente de la ciudad.
-Participaron un promedio de 5,000 personas
-Generaron con sus actos vandálicos temor, zozobra e inquietud en la demás gente.
Hasta aquí la descripción. Por qué sucedió esto?
Soy de la opinión de que tales actos fueron perfectamente organizados y convocados por el sector delincuencial, recibieron una llamada o mensaje donde se convocaron para llevar a cabo estas acciones y fue precisamente este sector de la población la que acudió al llamado. Este sector es el único sector de la población que no le tiene miedo ni al orden ni a los cuerpos de seguridad, de hecho conviven con ellos, negocian con ellos, transan y trabajan para ellos.
Ni las clases populares, ni las clases medias salieron a saquear comercios, los ciudadanos captados por los videos (maestros, estudiantes, empleados) fueron presa circunstancial de los hechos, se encontraban allí, y vieron la oportunidad de llevarse “cosas” (refrescos, papel de baño, toallas, latería), supusieron que a “río revuelto” ellos podrán salir impunes de tales actos.
No fue ninguna protesta, ninguna organización de resistencia civil, ni ciudadana. Fue el vandalismo alimentado y financiado por los poderes instituidos que aprovecharon la oportunidad de la incipiente organización de las protestas para “reventarlas” o atemoriozarlas.
Los disturbios de Saint Denis, Francia, o los Ángeles, Ferguson, Oakland en Estados Unidos, o Tottenham Inglaterra, son protestas civiles de impotencia, furia, desencanto de la ciudadanía ante el racismo, la impunidad y la violencia de la policía contra migrantes o ciudadanos latinos,  afromericanos o árabes. Son disturbios de carácter racial.
Los disturbios políticos en Túnez, Venezuela, o Atenco en México, son de carácter político, inconformidades contra decisiones de los Gobiernos y que exigen cambios en la política interna.

Lo que vimos la semana pasada no llega siquiera a disturbio, fueron acciones vandálicas, orquestadas, motivadas y sincronizadas con la delincuencia urbana para atemorizar a la población ante posibles resistencias organizadas de la sociedad civil ante la alza de las gasolinas, del precio del dólar, la inflación y la falta de empleo en este país.

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