SIN
ORDEN NI MIEDO A LA POLICIA
Edgard González Suárez
La historiografía tradicional ha usado el
término de “vándalos” para referirse a las migraciones de pueblos seminómadas (procedentes
del norte de Europa y Euroasia), todos ellos, denominados por los Romanos, con
el genérico de “Bárbaros”, que buscaban lugares de asentamiento más favorables,
pero que sus métodos eran la destrucción, el robo, el saqueo, la violación, y
sobre todo que carecían de liderazgo militar claro, identificable y con objetivos
precisos. El termino y su significado llega a la era moderna para
señalar precisamente a las porciones de población que asumen estas características
y que además no respetan el orden y desafían lo instituido, a partir principalmente
de la violencia. Hoy lo recuperamos para caracterizar los sucesos de los pasados días
4,5 y 6 de enero, donde se vivieron una serie de saqueos a centros comerciales
en la Ciudad y Puerto de Veracruz, que conmocionaron y mantuvieron en niveles
de preocupación importantes al Gobierno y demás pobladores de esta ciudad. Las acciones
realizadas tuvieron también ciertas características, fueron “vandalizados” los
negocios, con piedras, palos y eventualmente armas, y tuvieron el propósito
central de llevarse enseres de línea blanca, electrónicos y ropa. El objetivo no
fueron las latas, las cajas ni la comida. Tampoco creo que haya sido una
protesta contra el alza de las gasolinas.
Los
participantes fueron en su mayoría jóvenes entre los 17 y 35 años, entre ellos
muchas mujeres, los varones rompían las mallas de lámina y los ventanales,
entre tanto una cauda de mujeres, incluso con niños, entraban y tomaban todo lo
que estuviera a su alcance, los varones se dirigían a las áreas de electrónicos
y enseres para el hogar. Recogían lo más posible y se lo llevaban, en las
motos, en autos o incluso en taxis. Acto seguido regresaban por más.
Es
mi opinión que el ataque fue organizado, convocado y dirigido por la
delincuencia, ese sector que convive en la ciudad pero sin empleo formal ni
bien remunerado, vive del robo a casa habitación, de autos, del asalto con
armas blancas o de fuego, la extorsión y la venta de drogas al menudeo en
distintas zonas de la ciudad. Su vehículo de escape, la motoneta. Que por lo
menos esos días y horas, parecía que había más motos que autos en los
alrededores. Las características centrales de los saqueos fueron:
-Se
realizaron únicamente en la Ciudad de Veracruz y la zona conurbada con el
municipio de Medellín.
-Se
circunscribieron a algunos centros comerciales no más de 10 (Chedrahuis,
Sorianas, Aurreras y Mega-Comercial), y algunas tiendas de conveniencia y
negocios menores, (Autozone, Casas de empeño, etc.).
-Todos
ellos cercanos a las colonias populares del norte y poniente de la ciudad.
-Participaron
un promedio de 5,000 personas
-Generaron
con sus actos vandálicos temor, zozobra e inquietud en la demás gente.
Hasta
aquí la descripción. Por qué sucedió esto?
Soy
de la opinión de que tales actos fueron perfectamente organizados y convocados
por el sector delincuencial, recibieron una llamada o mensaje donde se convocaron
para llevar a cabo estas acciones y fue precisamente este sector de la población
la que acudió al llamado. Este sector es el único sector de la población que no
le tiene miedo ni al orden ni a los cuerpos de seguridad, de hecho conviven con
ellos, negocian con ellos, transan y trabajan para ellos.
Ni
las clases populares, ni las clases medias salieron a saquear comercios, los
ciudadanos captados por los videos (maestros, estudiantes, empleados) fueron
presa circunstancial de los hechos, se encontraban allí, y vieron la
oportunidad de llevarse “cosas” (refrescos, papel de baño, toallas, latería),
supusieron que a “río revuelto” ellos podrán salir impunes de tales actos.
No
fue ninguna protesta, ninguna organización de resistencia civil, ni ciudadana. Fue
el vandalismo alimentado y financiado por los poderes instituidos que aprovecharon
la oportunidad de la incipiente organización de las protestas para “reventarlas”
o atemoriozarlas.
Los
disturbios de Saint Denis, Francia, o los Ángeles, Ferguson, Oakland en Estados
Unidos, o Tottenham Inglaterra, son protestas civiles de impotencia, furia,
desencanto de la ciudadanía ante el racismo, la impunidad y la violencia de la policía
contra migrantes o ciudadanos latinos, afromericanos o árabes. Son disturbios
de carácter racial.
Los
disturbios políticos en Túnez, Venezuela, o Atenco en México, son de carácter político,
inconformidades contra decisiones de los Gobiernos y que exigen cambios en la política
interna.
Lo
que vimos la semana pasada no llega siquiera a disturbio, fueron acciones vandálicas,
orquestadas, motivadas y sincronizadas con la delincuencia urbana para
atemorizar a la población ante posibles resistencias organizadas de la sociedad
civil ante la alza de las gasolinas, del precio del dólar, la inflación y la falta
de empleo en este país.
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