MACROSCOPIO
Dr.
Edgard González Suárez
12
de septiembre de 2021
¿Una
imagen vale más de mil palabras?
En muchas de mis clases sobre la comunicación
política, hemos sostenido reflexiones y debates acerca de la verdad contenida
en la frase “Una imagen vale mil palabras”, frase que ha dado la vuelta
al mundo precisamente a partir de la invasión y la cultura de la imagen a nivel
universal. Pero que sin duda sigue y seguirá siendo discutida.
Roland Barthes, uno de mis
autores favoritos, semiotista o semiólogo como el mismo se autodenomina, sabía
que el mundo de la cultura de masas contemporánea transitaba, no tan
paulatinamente, de una civilización de la escritura, es decir, del texto escrito,
hacia una civilización de la imagen y, ya a finales de los años setenta, de una
cultura global de la imagen audiovisual.
En este sentido, la imagen,
cualquiera que esta sea, un retrato, una fotografía, un paisaje, un evento
familiar, una urbanidad, o una reunión política, contienen varios elementos a
analizar.
Observemos la fotografía que
hicieron circular Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal el día de ayer, en un
desayuno previó a la toma del Gobierno estatal por parte de David Monreal Ávila,
hermano del incomodo coordinador de los senadores y auto-inscrito en la lista
de presidenciables y posibles sucesores de Andrés Manuel López Obrador.
Dicha fotografía, como marcan las líneas de análisis barthesianas y comunicacionales, se puede dividir, en lo que podríamos llamar el “mensaje” obvio, directo, visible, que algunos llaman denotado, y también podríamos pensar acerca del mensaje oculto, no accesible a primera vista, y por lo tanto referencial e indirecto, algunos le llaman connotado.
La fotografía podríamos
describirla hipotéticamente como “amigable”, no familiar, por la vestimenta que
presentaban los dos políticos, hoy por hoy, más relevantes de la 4T. Marcelo Ebrard
con traje, saco obscuro y corbata rosa, y Ricardo Monreal, vestido de manera
casual, con suéter y chaleco color café.
El mensaje denotado es claro, un
desayuno entre ambos “amigos” momentos previos al evento político en el Centro de Convenciones de aquel estado. El mensaje se asume sin códigos, es decir, inocente, aparece la
idea del “desayuno”, precisamente por las viandas que se observan en la mesa,
frutas, pan dulce, la jarra de café, las tasas, y por supuesto, los restos de
lo que pudo haber sido el plato fuerte: Omelette con queso, o huevos al gusto.
El “momentum” también es interesante, una mañana clara -hora del desayuno- y un
comedor de una casa familiar.
Pero lo importante aquí, desde
luego no es el mensaje denotado, sino precisamente, el mensaje connotado, el
mensaje entrelineas, el oculto, el invisible, el que dice cosas y da “pistas”
para entender el contexto de la fotografía.
Veamos algunos códigos. El código topográfico, la ciudad de zacatecas, si es un desayuno entre “amigos”, seguro están en la casa de los Monreal, ya sea de David o de Ricardo, la toma de protesta del nuevo gobernador de zacatecas, precisamente con el poder y apoyo de Morena. Pero ¿de que hablan dos políticos, compañeros de partido, integrantes de un proyecto político, que tienen interés en competir para ser candidatos a la presidencia de la república? Suponemos aquí la presencia de un código simbólico, dos titanes del proyecto de la cuarta transformación, polémicos, pero eficaces, cuestionados pero comprometidos en la lucha iniciada por López Obrador.
Aparece acompañando la
fotografía, según lo pudimos apreciar en la cuenta de Tweeter de Marcelo Ebrard,
el código lingüístico, en donde claramente expresa “Tuve el gran gusto de desayunar
con el Senador Ricardo Monreal, compañero de muchas batallas en favor de la 4T,
en Zacatecas”. Por su parte Monreal sella la fotografía y el desayuno con otro
texto “En la toma de protesta del nuevo gobernador de Zacatecas, coincidí con
el Canciller Marcelo Ebrard, quien asistió en representación del presidente de
la República, Andrés Manuel López Obrador, bienvenido”.
Ebrard trabaja el contacto directo, personalizado, de políticos que se conocen y se tratan, se invitan y charlan de esto, de aquello, y de la sucesión presidencial.
Monreal trabaja el contacto
institucional, formal, de políticos que están trabajando y cumplen encomiendas,
Monreal declara “coincidí”, es decir, me lo encontré por aquí, concurrí,
ocurrió en un evento donde estuvimos los dos.
Roland Barthes precisamente hablando
de la fotografía sostiene que la pose es fundamental para dar sentido a las
fotografías. En la foto de marras, ambos políticos se ven frescos, sonrientes,
tranquilos y, sobre todo, se tocan sobre los hombros ambos, como si el abrazo
fuera a hacerse más intenso o si estuvieran alejándose de ese “abrazo” aliado que
muchos quisieran ver.
Las dos frases que definen la
fotografía: a) “compañero de muchas batallas en favor de la 4T, y b) El
canciller vino en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Marcelo integra, incorpora, sostiene a Monreal como luchador de la 4T. Ricardo
Monreal exhibe la distancia, por la falta de tiempo de AMLO para asistir a la
toma de protesta de su hermano.
Para profundizar en el análisis semiótico
quedan más bien preguntas.
¿Fue Marcelo a apaciguar las
aguas en la casa de los Monreal?
¿Fue Marcelo a Zacatecas para
evidenciar la ruptura entre AMLO y Monreal?
¿Fue Marcelo, a evidenciar la ruptura,
pero decidió “desayunar” con Monreal para evitar una ruptura prematura?
¿Fueron los Monreal los
encargados de “desayunar” con Marcelo para plantear escenarios políticos que
abran el proceso de sucesión y no haya dados cargados?
¿Marcelo recoge, anima, propone
la unidad, y Monreal marca distancia o evidencia la distancia de López Obrador
con los Monreal?
Hay que seguir observando las
piezas de este ajedrez político.
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