HARFUCH VS CJNG
No me cabe la menor duda que el evento
que conmocionó a una buena parte de la opinión pública, a la clase política, y
a la sociedad en general, fue sin duda el artero ataque a Omar García Harfuch,
Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México.
Después de toda clase de crónicas en medios y redes, lo más interesante, y desde mi punto de vista lo verdaderamente importante es el alcance del ataque, su significado político, y sobre todo que retos o desafíos enfrenta el Estado ante un evento de esta naturaleza.
El ataque, dos horas después,
fue atribuido, por el mismo Secretario, a un cártel de la delincuencia
organizada que ahora sabemos opera abiertamente en la ciudad de México. Y
aunque la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el propio Arturo Durazo,
Secretario de Seguridad Federal, no quisieron comprometerse con esa acusación,
lo cierto es que todo parece indicar que efectivamente tiene una autoría intelectual
y práctica en esa organización delictiva.
Un ataque sin duda
fallido, ineficaz, aunque no necesariamente improvisado, el equipo, la planeación,
la logística, y sobre todo los recursos armados y financieros involucrados, dan
cuenta de una organización del evento. Sin embargo, el fallo en el objetivo, la
huída despavorida de los sicarios, la captura de más de 19 personas
involucradas, interrogatorios, cateos a casas, bodegas, incautación de armas,
drogas, dinero en efectivo y la detención de los responsables, deja mucho que
desear desde el punto de vista del logro del objetivo de un evento que incorporo
más de cinco millones de pesos en su planeación y su ejecución.
Un evento, de
las más altas dimensiones, con una capacidad de fuego y armamento, visto
regularmente en las Guerras internacionales e increíble para las calles de la
ciudad de México, y que deja ver un desafío claro, llano y contundente al
Estado Mexicano y por supuesto a la 4T.
De aquí se derivan dos
visiones: a) El Secretario Omar Garcia Harfuch esta haciendo bien su tarea, y
dicho sea de paso, parece ser el consenso social y político. Es decir, se ha
dedicado a combatir en serio a las organizaciones delictivas que operan dentro
o en las inmediaciones de la Ciudad. O b) el Secretario está haciendo mal las
cosas, ya sea trabajando para unos o protegiendo a otros, corrompiéndose de
distintas maneras, abusando en sus capturas, o entregado como aliado y
protector de una parte de la delincuencia organizada, y siendo combatido por
otra parte.
Por fortuna, y a pesar de
que es un policía de carrera que trabajó bajo las órdenes de García Luna y
Felipe Calderón, hoy envueltos en acusaciones y escándalos por haber estado al
servicio del Cártel de Sinaloa. El consenso de los partidos y la clase política
es que es un Policía que está haciendo muy bien su trabajo y tocando, junto con
las fiscalías y la Unidad de Investigación financiera los intereses y activos
de los carteles de la delincuencia organizada.
Un evento impresionante
desde distintos ángulos, preocupante por su ejecución, pero que permitirá a los
Gobiernos Federal y Estatal poner sus barbas a remojar.
El reto, es que
el Estado Méxicano refuerce todas las acciones que tenga a la mano y aplique
distintas estrategias para combatir a la Delincuencia Organizada, es decir, que
profundice en la reforma al sistema judicial, que reorganice, incremente y capacite a las policías estatales y a la
Guardia Nacional, ataque los centros de control financiero de los carteles, y también,
enfrente, cuando sea necesario, con la misma o mejor capacidad logística y de
fuego que estas organizaciones, hasta su disminución o aniquilamiento.
Creo que con el ataque
al Secretario de Seguridad Publica en la ciudad de México se abre un antes y un
después, para la 4T en su estrategia para enfrentar a los carteles que operan
en casi todo el país.
Esperamos una respuesta
del Estado que nos indique las nuevas prioridades frente a las organizaciones delincuenciales.