MACROSCOPIO
Edgard González Suárez
12 de junio de 2023
EL
CONSEJO DE MORENA Y LAS REGLAS DE SUCESIÓN
El consejo político de Morena se reunió ayer para acordar básicamente
dos cosas: 1) el método de selección del candidato a la presidencia de la República,
y 2) la elección de la o el coordinador de los comités de defensa de la 4T
2024-2030. Esto, entre otras cosas, definió las acciones inmediatas y hasta
junio del 24 para trabajar conjuntamente, con todas las estructuras y
mecanismos con que cuenta el partido, para refrendar el triunfo en la elección
presidencial.
Qué significado tiene, más allá la instancia política formal, el Consejo Político y las reglas de la sucesión. Yo veo cinco.
1. Agrupa a
todo el aparato político electoral en todo el país, y lo concentra en
determinar de manera consensuada las reglas que deberán asumir quienes estén
interesados en suceder a López Obrador.
2. La cabeza visible y eje de la operación
política nacional es, sin duda, Andrés Manuel López Obrador y sus operadores en
todo el país.
3. El
objetivo político fundamental es concitar la unidad política, evitar fracturas
y desprendimientos de los perdedores y generar las condiciones de legalidad y
formalidad para tomar la decisión política más importante del último tramo del
sexenio.
4. Retoma la
iniciativa política nacional al poner al centro y en el imaginario social que
quien salga ganador de esta contienda interna seguramente será el próximo
presidente o presidenta de la república.
5. Y coloca
en la conversación pública el método, reglas del juego y tiempos políticos, a
partir de los cuales, el país, pero particularmente la oposición, se verán
arrastrados y determinados en sus propias elecciones internas.
Es claro, para mí, que la sucesión presidencial no se puede dejar a un volado, a la suerte, al azar, a la probabilidad matemática. La decisión sobre la sucesión es una decisión política, es decir, resultado de una determinada correlación de fuerzas: ideológicas, programáticas, sociales y organizativas. Sin embargo, esa decisión no se puede ni se debe tomar estrictamente por la fuerza, tiene necesariamente que haber un filtro y una filigrana para elaborar un texto que defina esas reglas a las que se atendrán los aspirantes a la presidencia por Morena. Y digo filigrana, en su sentido más positivo, es decir, una técnica de tejido fino que el orfebre, es decir, el artesano -para nuestro caso, el presidente- elabora cuidadosamente, paso a paso, para presentar un producto visualmente atractivo, delicado y apreciado.
Por ello no coincido con
aquellos, de dentro y fuera del partido, que queriendo meter cizaña han
intentado hacer ver, a lo largo de toda la semana, que la renuncia de Marcelo
Ebrard obligó a López Obrador a iniciar el juego sucesorio y que, además, el
excanciller le impuso reglas democráticas para la sucesión. Si creo que López
Obrador retomó esas propuestas y visualizó como transitar con ellas para
mejorar su filigrana y mejorar el producto final. Por ello, permitió que el
Consejo Político de Morena “asuma” las reglas de juego, y pone a todo el
aparato político atrás, no de Marcelo, sino del presidente de la república. Con
esto doy respuesta al punto numero dos anterior, el eje de la sucesión es
Andrés Manuel López Obrador y sus operadores nacionales.
Acá la finura de la operación
política interna tiene que ver con todo el sistema de incentivos y recompensas
para los aspirantes en caso de perder la selección de la candidatura, con lo
que invariablemente debe garantizar la unidad política, el espíritu de bloque,
y la sumisión sin pataletas de los resultados.
Finalmente, a partir de hoy, de
lo único de lo que se hablara en la conversación pública serán las campañas de
los aspirantes, tratando de matizar propuestas, ganar identidad, reconocerse
como activos dentro del mismo proyecto, pero, sobre todo, dar respuesta
programática -desde la izquierda y hacia la izquierda- de aquello que debe
corregir la 4T.
Y con ello, la deshilachada oposición, se verá acorralada y comprimida para destacar a alguien que se encargue de recoger los pedazos y pueda presentar públicamente a su abanderado. El problema es que ahí, la estrategia de todos los opositores es ganar el mayor número de diputaciones, y el sistema de incentivos y recompensas, parece no ser ni atractivo, ni abundante.
Esperemos que Morena se aplique y
lo logre, y veremos también si la oposición podrá salir delante de este desafío.